Es sabido que un problema no desaparece por el simple hecho de ignorarlo, lo que es especialmente cierto en el caso de problemas medioambientales, pues la Tierra es el único hogar que tenemos en el universo.

Por Dr. Juan Carlos Ramírez Flores

En diferentes ocasiones, cuando he realizado charlas y talleres sobre medioambiente, enseño a la audiencia una antigua imagen llamada “El Amanecer de la Tierra” (“Earthrise” en inglés), en donde nuestro planeta se eleva como una grácil perla azulada por sobre el horizonte desolado de la Luna.

Esta imagen, propiedad de NASA y fácilmente ubicable en la web, fue captada el 24 de diciembre de 1968 por la tripulación de la nave Apolo VIII. Junto a otras maravillosas imágenes tomadas desde el espacio, en mis actividades de divulgación aprovecho la tranquila belleza del “Amanecer” para que la audiencia, por al menos un instante, tome conciencia de la fragilidad de nuestro hogar en la inmensidad del universo.

Los mismos astronautas han comentado sobre lo pequeño que resulta nuestro hogar cósmico en medio de la oscuridad del espacio, ya que si se está a la distancia suficiente (como en las proximidades de la Luna), bastará con estirar el dedo pulgar para eclipsar absolutamente todo el planeta, es decir, para que nuestro dedo oculte todo aquello que nos ha rodeado durante nuestra existencia.

La reflexión sobre esta frágil y pequeña perla de vida perdida en un rincón de la Vía Láctea debería ayudarnos a comprender la importancia de enfrentar, de una vez por todas, los numerosos problemas ambientales que nos rodean, y que con demasiada frecuencia optamos simplemente por ignorar.

Hace pocos días, una reconocida autoridad europea indicaba en un foro internacional que problemas tales como el cambio climático no son ya solamente materia de estudio en la escuela o motivo de discusiones en foros científicos…la situación es tan grave que abordar este dilema constituye ahora un asunto de supervivencia para las generaciones actuales.

Hoy más que nunca, y por todas partes, autoridades mundiales e ídolos de la música o del deporte llaman a cuidar el medioambiente. Todo ello está muy bien, pues las multitudes les siguen, pero en este punto surge una pregunta ¿cuál es la huella de carbono de los personajes famosos o poderosos que llaman a cuidar el entorno, comparado a la huella de carbono de las personas comunes y corrientes?, ¿podrá haber una equivalencia de emisiones de carbono de 100 a 1 o incluso de 1000 a 1?.

No nos engañemos, el ser humano ha depredado casi sin piedad los recursos naturales del planeta, y todos sus habitantes, de todas las edades y especies, pagarán un creciente precio por ello. Sin embargo, no todos parecen ser igual de culpables: una persona, por el sólo hecho de existir está destinada a consumir recursos y contaminar su ambiente, pero no pueden ser igualmente responsables aquel que tiene un jet o yate privado para su transporte, comparado a aquél cuyo principal medio de transporte es la bicicleta  o simplemente sus pies.

El consumo de los recursos naturales, y por ende el bienestar de la humanidad, se encuentra dolorosamente mal repartido en el mundo. Algunos países han experimentado un crecimiento económico arrollador, pero a costa de un daño casi irreparable a su medioambiente y a la salud de su población. Pero no importa dónde se genere el daño…todo el planeta sufrirá las consecuencias. 

¿Qué esperamos del futuro si no comenzamos ahora mismo en nuestras casas a cuidar el medioambiente?…la contaminación y degradación ambiental hace mucho que ya no son un mero concepto del cual debiéramos tener una opinión…ha llegado la hora de la acción.

Estimado lector, ¿qué harás hoy en la tarde para proteger el medioambiente?…con pequeñas acciones orientadas a promover el consumo razonable de los recursos y reduciendo los niveles de contaminación, ayudaremos a las nuevas generaciones a que no se pierdan el nuevo amanecer de la Tierra.

El Dr. Juan Carlos Ramírez F. es Ingeniero Forestal (Universidad Austral de Chile), Magíster en Ciencias Mención Silvicultura (Universidad Austral de Chile) y Doctor en Recursos Naturales (Universidad de Hannover, Alemania). En la actualidad es docente del Departamento de Ciencias Químicas y Recursos Naturales de la Universidad de La Frontera.