El poder vital en las manos de las educadoras de párvulos

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  • 25 Enero, 2023

 

No siempre es evidente el profundo valor que tiene el trabajo de las educadoras de párvulos en la trayectoria de un ser humano. Su labor, a veces, es desconocida, así como la importancia de la educación en las primeras edades. A raíz de la vivencia de Explora Va!, tres de nuestras educadoras del Programa de Indagación de las Primeras Edades (PIPE) comentan cómo ha sido convivir con este estigma y a su vez, cómo lo han resuelto.

Una vez al año, las profesoras, profesores y educadores de párvulos de todas las regiones del país tienen la oportunidad de participar del campamento Explora Va!, una instancia de encuentro entre la educación y la ciencia. En la Región Metropolitana sur poniente, el sello de este año fue el desarrollo de juegos. Los educadores y educadoras aprendieron a jugar y hacer juegos reglamentados y funcionales que pudieran ser posteriormente utilizados con sus alumn@s. Estos juegos tenían la cualidad -y desafío- de integrar la perspectiva científica en ellos. 

El campamento recibió a profesores y profesoras de múltiples comunas del sur poniente de nuestra capital, en especial pedagogos de ciencias naturales, biología, física y química. El grupo más cuantioso fueron las educadoras y técnicas en párvulos, de las cuales muchas llegaron a conocer la iniciativa por formar parte de PIPE, iniciativa de Explora que concientiza y trabaja la perspectiva científica para la educación de l@s más pequeñ@s. 

Se organizó a l@s educadores/as en grupos llamados comunidades. Cada comunidad tenía un nombre y una identidad que se fue forjando a lo largo del campamento. Trabajaron en equipo para lograr los objetivos y desafíos de Explora Va!, y atravesaron la gran dificultad de integrarse como un grupo que funcionara equitativamente. Existía contraste de perspectivas por ser educadores de distintos niveles y áreas. 

La educadora de párvulos Alicia Ceballos fue una de las campistas que rápidamente se percató de la diferencia de ánimos entre las educadoras de párvulos y profesoras y profesores especializados en ciencia: Estos últimos estaban más familiarizados con los conceptos abordados en las actividades y por lo tanto, solían participar y liderar más. Alicia, quien era también facilitadora de una comunidad, expuso en una de las reuniones de retroalimentación que sentía la inseguridad de sus colegas frente a l@s otr@s educadores/as y que esto terminaba por generar una brecha que impedía que las educadoras y técnicos de párvulo se atrevieran a experimentar en este terreno. “Sin querer, se termina seccionando a especialistas por un lado y educadoras de párvulo por otro.” comentó. No obstante, Alicia estaba convencida de que era necesario empoderar a sus compañeras a través del lenguaje y la resignificación: “Nosotros debemos evitar llamar al nivel de educación parvularia pre básica. Esto nos estigmatiza inmediatamente como la previa, de que en el otro nivel van a pasar las cosas y nosotros somos el pre, como si no estuviésemos haciendo cosas importantes en la educación parvularia.” De esta forma, buscaba que sus colegas se sintieran confiadas nuevamente en sus capacidades. 

En efecto, como explica Alicia, las primeras edades son fundamentales para el desarrollo vital del humano. El juego y la exploración son actividades que le permiten a l@s niñ@s sentar las bases del aprendizaje y tener una relación sana con su entorno y pares. Alicia complementa al respecto: “Uno los va haciendo conscientes desde tan pequeños que tienen derecho a ser escuchados, a que ya son capaces de reflexionar, son capaces de hacer previsiones, planteamiento de hipótesis y cuando uno les da la libertad de que lo pueden hacer, entonces tu ves que después estas habilidades se van fortaleciendo con los años, no las tienes que empezar a proponer desde segundo, tercero o cuarto básico, porque son niños que están acostumbrados a dar su opinión desde pequeños.” Esto, como afirma la educadora, tendría su base en la neurociencia en lo que se llama el primer periodo crítico del ser humano, que va desde los 0 a los 3 años y es el momento en el que el cerebro puede recopilar la mayor cantidad de información: “Hasta los 6 años eso se va ampliando pero ya después hay como una poda, una poda cerebral, entonces todo lo que ese niño no utilizó se elimina”, recalcó. Por otra parte, en este periodo, l@s educadores de párvulos también trabajan el apresto, un conjunto de actividades planificadas especialmente para lograr que l@s niñ@s desarrollen destrezas fundamentales como las motricidades finas y la lecto escritura. Estas se logran también a través de la exploración de herramientas, tacto de materiales y dinámicas graduales que muchas veces se aprecian como juegos, pero guardan objetivos pedagógicos tan importantes como los de los niveles de básica y media.

Lamentablemente, la infravaloración de la labor de las educadoras de los primeros niveles es algo que se vive constantemente. Javiera Lobos y Marjorie Arce educadoras pertenecientes a PIPE, conversan sobre esto antes de que empiece la activación socio cultural del tercer día de campamento. Ambas concuerdan que existe una apreciación colectiva sobre su vocación que es necesaria de atender. Javiera es agente educativa de la Fundación Integra y trabaja en un establecimiento que se formó hace apenas cuatro años, por lo que aún se encuentra desarrollando su proyecto educativo institucional de indagación científica. La educadora comenta que: “En sala cuna menor, hacemos experiencias de aprendizaje en la que los niños y las niñas pueden indagar, pueden explorar y eso igual ha sido un trabajo fuerte con las familias también. Esto significa que no estamos de manera asistencial, sino que estamos educando. Queremos cambiar también la percepción que tienen las familias y la sociedad en general”. Agrega que frecuentemente los apoderados preguntan más qué ha comido el niño o niña o cuántas veces ha ido al baño, en vez de consultar qué vieron hoy o cuáles fueron los aprendizajes.

Marjorie, por su parte, es educadora diferencial y es directora de un establecimiento que al igual que el de Javiera, implementó la ciencia y la exploración gracias al conocimiento aprendido en PIPE. Por ser de El Monte, explica que está rodeada de paisajes muy valiosos para el desarrollo de la curiosidad de sus alumnos, por ello, se abrió un eco club en donde l@s niñ@s tienen salidas periódicas al Parque La Patera para trabajar su curiosidad y pensamiento crítico en un ecosistema rico en estímulos y lugares donde jugar. La directora recuerda que en un inicio los apoderados estaban aprensivos con que l@s niñ@s fueran al río, pero luego del éxito de la actividad, donde se evidenció el fortalecimiento del pensamiento crítico-científico, terminó por nacer una cultura escolar que avala esta dinámica pedagógica. 

 

Alicia, luego de escuchar atentamente a sus compañeras complementa: “Es responsabilidad de los educadores de párvulos enaltecer el rol y profesionalizarse, para que te dejen de ver como la que canta bonito, la que se dedica a recortar y hacer solamente los dibujitos. Es un contexto social que una misma tiene que ir derribando y construyendo una nueva visión de lo que es realmente y de su relevancia y rol en la formación de los humanos. Somos agentes de cambio” expresó.

Curiosamente, a pesar de que la primera impresión de las educadoras de párvulos fuera inseguridad por sentir que no eran especialistas en los temas científicos del campamento, terminaron siendo las pedagogas más preparadas en el espíritu y objetivo de las jornadas: el jugar y aprender significativamente en las actividades, desafíos, activaciones socio culturales y segmentos informativos. La educación no se trata solo de aprender contenido, sino de desarrollar habilidades y aptitudes que permitan a l@s niñ@s crecer saludablemente y ser conscientes con su entorno. Todo esto no sería posible sin la gran labor y esfuerzo de nuestras educadoras de párvulos.

 

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