De acuerdo a una corriente importante de los estudios de maternidad, el hecho que los niños y niñas tomen exclusivamente leche del pecho de sus madres durante los primeros seis meses de vida, no sólo es favorable por sus efectos psicológicos positivos en la relación madre e hijo, sino porque además permite el desarrollo correcto del aparato estomatognático, el sistema nervioso central y todos los órganos del cuerpo del bebé, lo que favorecerá en su vida adulta. Esos son algunos de los argumentos por los cuales la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud promueven esta práctica.
“Hasta los seis meses, el alimento ideal para todo bebé es la leche materna, porque contiene todos aquellos nutrientes que requiere para su crecimiento. Inicialmente, por ejemplo, la glándulas mamarias secretan el calostro, sustancia rica en inmunoglobulinas que le otorga mecanismos de defensas al recién nacido”, afirmó la pediatra y directora docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor, sede Temuco, Rossana Villalobos, quien en una charla organizada por el PAR Araucanía en la comuna de Nueva Imperial, destacó el importante rol que cumple esta práctica como base para el desarrollo del lactante, en el marco de la conmemoración del mes de la lactancia materna, instaurada por el Ministerio de Salud.
En este sentido, destacó que previene ciertas patologías psicológicas y físicas que pueden presentarse en la adultez, como depresiones, infecciones, diabetes u obesidad, lo que también constituye un enorme beneficio para la sociedad, pues posibilita una reducción de los recursos públicos que se destinan al tratamiento de dichas enfermedades.
Todas estas ventajas se suman al bienestar de la madre, quien gracias a esta práctica presenta un retraimiento del útero después del parto y, además, previene el cáncer de ovarios, el cáncer de mamas y la depresión posparto.
Incorporación de alimentos
De acuerdo a lo expuesto por la doctora, La leche materna puede mantenerse hasta los dos años de vida, pero desde los seis meses se pueden incorporar otros alimentos de forma paulatina y, sobre todo, acorde al crecimiento del niño o niña, de modo que la digestión de los nuevos nutrientes sea correcta.
“Tanto madres y padres deben participar en el periodo de lactancia y en la alimentación de sus hijos. Es importante, por ello, que conozcan qué alimentos incorporar en los distintas etapas. Si esto se realiza apropiadamente, podremos ser una sociedad más sana en todos los aspectos”, sostuvo la pediatra.
Es sólo a partir de los dos años de vida donde la alimentación del niño o niña comenzará a asemejarse a la dieta de la familia. Según la profesional, en esta etapa de la vida es recomendable que se incorpore a los hábitos alimenticios establecidos en el hogar, lo que constituirá una experiencia de socialización muy beneficiosa para el infante y su núcleo familiar.
Por: Carolina Nahuelpi, periodista PAR EXPLORA La Araucanía
