La estudiante del Doctorado en Biología y Ecología Aplicada participó de la iniciativa “1000 científicos 1000 aulas” y esta es su experiencia.
Muchas veces el vínculo entre los científicos y la sociedad es bastante alejado. Por un lado, algunos investigadores realizan sus descubrimientos en su propio círculo, sin darlo a conocer a una comunidad que ve lejano el desarrollo de estas iniciativas de ciencia. A pesar que la lengua es la misma, ambos se comunican de forma distinta y sin poder interactuar de forma adecuada.
Es por esto que iniciativas como “1000 científicos, 1000 aulas”, nacen para facilitar el encuentro entre la comunidad científica y el público escolar dentro del aula, para que estudiantes y docentes puedan conocer de primera fuente el trabajo de los/las investigadores, contribuyendo a despertar la curiosidad y el interés por temas científicos.
Estas jornadas de divulgación se desarrollaron en la región de Coquimbo en el marco de la XXIII Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología y debido al éxito, se extendió la realización de las charlas durante el mes de noviembre.
Es en uno de estos encuentros que conversamos con la estudiante del Doctorado en Biología y Ecología Aplicada de la Universidad Católica del Norte, Paula Plaza Ramírez, quien realizó una charla a estudiantes del Colegio Teresa Videla de La Serena y en donde comentó su experiencia profesional en el área de la Biología Marina, de trabajar en el proyecto “Núcleo Milenio: Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas, ESMOI” y su pasión por las aves marinas.
¿Por qué nace la intención de venir a un colegio y hablar con los estudiantes?
Nace de todo el conocimiento que he ido adquiriendo en mi doctorado y la motivación de poder transmitir ese conocimiento que he ido aprendiendo y que me parece bastante interesante para motivar a niños y niñas con la ciencia.
¿Cuál es la importancia de comunicarse con niños y motivarlos?
Es para acercar la ciencia a la gente que está más lejos de ellas, en este caso niños, ya que ellos son el futuro.
¿Cómo se prepara para poder hacer una charla con niños, en donde el lenguaje debe ser menos complejo y hacerlo más cercano?
Trato siempre de pensar en preguntas. Sobre qué preguntas me gustaría hacerle a los niños y cómo me la responderían. En esa premisa se basa mi presentación, en cómo plantearle y responden las interrogantes los niños y hacerlo de forma simple y que los motive a hacerse sus propias preguntas.
¿Cuál es la valoración de la iniciativa 1000 científicos 1000 aulas?
Es una instancia muy buena. Es la segunda vez que participo y es bastante motivador el poder traspasar tu conocimiento a un púbico tan diferente y motivado como el escolar.
¿Cuál es el mensaje que le da a sus pares científicos y que puedan sumarse a este tipo de iniciativas de comunicar la ciencia?
El mensaje es a traspasar la ciencia, en hacer un puente entre la ciencia y el ciudadano común. Nosotros podemos ser ese puente y estas instancias son el primer paso para formar este vínculo.
