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Columna de opinión: Hablando de comunicación y divulgación científica

CO 20233
  • 24 Marzo, 2023

Por:

Carol Rojas

Astrónoma, Magíster en Periodismo

Encargada de Comunicación y Extensión Observatorio Las Campanas

Carnegie Institution for Science

 

Chile es un país excepcional para el desarrollo de la astronomía. Su geografía, enmarcada entre dos cordilleras —de la Costa y de los Andes— junto con la sequedad del Desierto de Atacama, lo convierten en un lugar único para la observación y estudio del cielo austral. Es por esto que un poco más del 40% de la infraestructura astronómica mundial está en este país, y en las próximas décadas eso subirá a un 70%, convirtiendo a esta larga y angosta faja de tierra en uno de los lugares más importantes para la observación del Universo.

La oscuridad de los cielos chilenos no es sólo apreciada por los científicos, nacionales y extranjeros, sino que también por la población no formada en ciencia. Un ejemplo de este gran interés por la astronomía son las exitosas ventas que han tenido los libros de divulgación astronómica en el país, muchos de ellos escritos por científicos. Otro ejemplo, son las altas convocatorias de las actividades públicas de divulgación astronómica.

¿Es importante trabajar por la comunicación y divulgación de la ciencia?

La ciencia es un fenómeno social, por lo que su comunicación y divulgación son necesarias para la comunidad. Sus integrantes deben conocer el mundo que los rodea, para tomar decisiones informadas, importantes para desenvolverse en su entorno. Por lo anterior, la divulgación y comunicación de la ciencia son parte del deber social que tienen los científicos.

Para que ese trabajo sea exitoso, se debe entablar un diálogo con el público, considerando la  retroalimentación y la transmisión de conocimientos en ambos sentidos.

Esta doble vía de transmisión de conocimiento también puede lograr avances científicos importantes. Por ejemplo, un grupo de entusiastas amantes de la ciencia, sin estudios formales en el área, puede ayudar a astrónomos a buscar asteroides revisando una muestra enorme de imágenes de distintas zonas del cielo, indicando su posición en ellas y ayudando a determinar su órbita. Esto es parte de lo que se conoce como ciencia ciudadana, y es un buen ejemplo del aprendizaje mutuo entre el mundo científico y su audiencia.

Todas las actividades que buscan que la población se interese en ciencia, o cuyo propósito sea potenciar vocaciones científicas, deben involucrar a la audiencia de manera activa, tanto en su preparación como en su ejecución.

En el caso del día de la astronomía en Chile, celebrado alrededor del 21 de marzo en 2023, uno de los puntos claves de las celebraciones es crear conciencia sobre la contaminación lumínica y la necesidad de no iluminar el cielo nocturno con luces artificiales. Esto es importante para la astronomía, pero también lo es para una persona que desea tener un descanso nocturno reparador. Este tema afecta a científicos y no científicos, por lo que al momento de exponer sobre él es importante ligarlo directamente con las necesidades cotidianas de la audiencia, no sólo con las del experto. De esta forma, se logra un mayor impacto y, lo más importante: apropiación social del conocimiento.

Un buen ejemplo de este tipo de actividades son los experimentos realizados en el LabMovil “Conciencia Astronomía”, operado por el Observatorio Las Campanas junto a GMTO y Fundación Ecoscience. Dentro de él, niños, jóvenes y adultos aprenden sobre ciencia a través de la experiencia.

En Chile, la astronomía es una ciencia muy valorada, tanto por científicos como por no científicos. Por esto, el conocimiento generado por ella no solo debe quedarse entre expertos. Estos expertos tienen la obligación de transmitirlo, pero no de cualquier forma, si no que de una que sea eficaz, que permita que el conocimiento se difunda y renueve. ¿Cómo se logra esto? a través de su comprensión y asimilación por parte de todos los integrantes de la sociedad.

 

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