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Ciencia en pandemia: una luz que nunca se apaga

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  • 21 Abril, 2021

Sin duda, el mundo ya no es el mismo que conocimos hace un año. Por obligación nos hemos debido adaptar y resignar. ¿Y qué pasará con científicos y científicas? ¿Se puede investigar estando encerrados? Lee algunas respuestas a continuación.

Agotamiento, encierro, barrera sanitaria, toque de queda, precaución, cuidarse… ¿A cada momento oyes estas palabras, cierto? Sin embargo, de seguro has tratado de continuar con tu vida, al igual que cientos de personas en Chile y el extranjero. ¡El mundo tiene que seguir girando! ¿Y te has preguntando si la ciencia ha debido parar? ¿Se investiga menos en cuarentena? Veamos qué ha pasado.

En el caso de profesores(as) y alumnos(as) de la región, la investigación no se detuvo, pues el Proyecto Explora Coquimbo del Ministerio de ciencias, ejecutado por la Universidad Católica del Norte, recibió ¡32 trabajos! a su Programa de Investigación e Innovación Escolar, IIE, en su versión 2020. Es decir, las ganas indagar no saben de encierros. Según Javiera Carvajal, Encargada de IIE, la imposibilidad de reunirse físicamente no fue una barrera para los(as) escolares, “pues ellos lideraron sus grupos de investigación en base a sus propios intereses”.

Curiosidad que se adapta

¿Cómo se las arreglaron los alumnos y alumnas? La posibilidad de ser parte de un mismo equipo, “aportando ideas y vivencias hizo más llevadero el distanciamiento. Además, el asesoramiento de científicos regionales fue muy significativo para ellos”, añade Javiera. Asimismo, la adaptación fue clave para continuar haciendo ciencia, “ya que aún con la situación actual, y en todo momento, siempre es importante fomentar la investigación, porque los estudiantes comprenden mejor el mundo que les rodea y pueden aportar y actuar para cambiar su círculo más cercano”, destaca.

Javiera cuenta también que la curiosidad de niños y niñas no se ha apagado en pandemia, “porque la curiosidad es el motor que favorece el aprendizaje del mundo, y es lo que nos alienta a profundizar aquellas temáticas que consideramos relevantes”.

¿Y qué pasa en las actuales aulas virtuales? Marcela Espinoza, Educadora Básica del Saint Mary School de Coquimbo relata lo qué pasó con sus estudiantes de cuarto básico, quienes en 2020 fueron parte de IIE de Explora Coquimbo con el proyecto <<Las enfermedades en la historia reflejadas en expresiones artísticas>>. “Este fue un tema que surgió de ellos”, explica, destacando que el grupo “ya venía trabajando conmigo en investigaciones desde hacía tiempo. Y en este caso, el tema surgió cuando ellos hablaban de la pandemia y lo conectaron con el arte al ver fotos y pinturas”.

Aquí la experiencia de alumnos y alumnas fue clave, pues ellos(as) vienen investigando en clases desde hace mucho tiempo, y cuando se les presenta una nueva oportunidad, siempre están muy motivados; “por ello las restricciones de la pandemia no les quitaron las ganas por seguir aprendiendo, y aunque no pudimos vernos presencialmente, logramos desarrollar el proyecto”. En este sentido, el método VESS, propio del establecimiento, “alienta el aprender a observar, analizar y comparar, lo que va de la mano con el método científico”, concluye la profesora.

El vaso medio lleno

¿Y en los laboratorios regionales, los(as) científicos(as) ya no hacen descubrimientos por la pandemia? ¡Claro que no! Aquí la capacidad de adaptarse ha sido su lema, además de aprovechar este periodo para pensar mejor las cosas, tal como cuenta el Doctor en Genética de la U. Estadual Paulista de Brasil, Cristian Araya Jaime, quien es académico e investigador del Instituto Multidisciplinar en Ciencia y Tecnología de la U. de La Serena.

“Las restricciones de la pandemia me afectaron en mis salidas, pues trabajo con fauna y peces, y necesito ir a terreno; sin embargo, en este periodo pude reflexionar para evaluar nuevas posibilidades y trabajos que han dado frutos este año, a partir de datos que estamos obteniendo de genética de peces marinos de importancia económica, como la merluza”, dice el Dr. Araya.

El investigador también relata otra parte del “vaso medio lleno” de esta época, pues ha podido aumentar sus escritos y publicaciones, e igualmente, fue parte de diversas actividades de extensión y charlas online en Chile y el extranjero. “Además de la curiosidad, otra característica importante de los científicos es la adaptación a las nuevas realidades y circunstancias, lo cual es fundamental para poder avanzar”, subraya.

Finalmente, comenta otro aspecto positivo de estos meses: el mayor acercamiento de la ciencia a la ciudadanía, “porque el quehacer científico ha estado muy presente, pues la gente mira a la ciencia como una disciplina que está resolviendo cosas; el mejor ejemplo fue la carrera por fabricar la vacuna contra el Covid-19, donde todos estábamos pendientes de cómo se creaba, hecho que no ocurría en el pasado. Asimismo, yo y otros científicos de la universidad participamos en campañas de difusión, desde contaminación lumínica al PCR, hecho que permitió que la comunidad conociese a los investigadores regionales y a qué se dedican; permitiendo que la gente nos vea con otros ojos”.

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