La cafeína se puede encontrar en varios tipos de alimentos, siendo el más común, el café. Esta sustancia tiene una influencia directa sobre la adenosina,  molécula natural producida por el cerebro y cuyo objetivo es regular la actividad cerebral, en relación al sueño. Es decir, la adenosina  controla  el estado de vigilia y cansancio del cuerpo. Al tomar una taza de café, la cafeína bloquea los receptores de la adenosina, con lo que  el organismo pasa a un estado de alerta, aumentando, por tanto, la energía física y mental. Además de estos efectos, también, tiene una incidencia diurética, aumenta la presión arterial y el ritmo metabólico.

Fuente: CEAC