Este lunes se inauguraron las celebraciones por el Día de la Astronomía en la estación Del Sol, del Metro de Santiago. Allí, el ministro Andrés Couve dio inicio al centenar de actividades con que festejaremos a nuestros cielos, los más privilegiados del mundo.

Hace casi exactamente un siglo, el 29 de mayo de 1919, el cielo de Isla Príncipe, ubicada en África, se oscureció de golpe, dando paso a uno de los eclipses más importantes en la historia de la humanidad. Fue en esas tierras y en ese momento donde el astrofísico británico Arthur Eddington, logró una hazaña memorable: medir con precisión cómo algunas estrellas parecían desplazarse de su posición exacta, ya que el Sol con su enorme masa curvaba la luz que emitían. Así comprobó la Teoría de la Relatividad de Einstein, que cambió para siempre nuestra forma de entender el Universo.

Ese fue uno de los descubrimientos que pudieron analizar medio centenar de estudiantes en la estación Metro Del Sol, invitados ayer lunes a la inauguración del Día de la Astronomía, que se celebrará este viernes 22 en todo el país. Allí los esperaba un experimento, desarrollado por el Museo Interactivo Mirador, que otra vez le dio la razón a Einstein: una cama elástica negra representación del espacio, que se iba curvando a causa de un pesado Sol de utilería, alterando a los demás astros en ella.

Esa exhibición y otras estarán en las estaciones Del Sol, Quinta Normal, Baquedano, Universidad de Chile, Franklin, Biobío y Los Leones, este miércoles 20 y el sábado 23 de marzo. De esta forma, CONICYT buscará acercar los misterios de la ciencia a las casi tres millones de personas que usan el tren subterráneo a diario. Durante la ceremonia de inauguración, la Ministra de Transporte y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, explicó que junto al Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación buscan sumar experiencias de este tipo en el día a día de los chilenos. “Para que sea una oportunidad de aprender y entender cómo se relacionan las investigaciones científicas con nuestra vida diaria. La ciencia debe estar al alcance de todos”, dijo.

Andrés Couve, ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, en la celebración del Día de la Astronomía.

En la inauguración también estuvo presente el ministro Andrés Couve, quien destacó cómo el éxito de esta conmemoración, que se realiza desde 2014, ha permitido extenderla hasta lo que es hoy: una semana completa con más de 120 actividades que incluyen numerosas charlas de divulgación, exhibiciones inclusivas y conciertos inspirados en los cielos de Chile, en las cuales participan más de 30 de instituciones en todo el país, con el apoyo de la Sociedad Chilena de Astronomía y el Planetario de la Universidad de Santiago.“Hacia 2024 tendremos la capacidad telescópica más importante del mundo. Eso nos convierte en líderes absolutos en este tema y abre muchas posibilidades, pero también trae la responsabilidad de valorar y proteger nuestros cielos”, aseguró.

Según adelantó la presidenta de la Sociedad Chilena de Astronomía, Mónica Rubio, quien también estuvo presente, esta semana dedicada a las estrellas tendrá su foco en los dos eclipses totales de Sol que se podrán ver desde nuestro país el 2 de julio de este año, en las regiones de Atacama y Coquimbo; y el próximo año desde las regiones de La Araucanía y Los Ríos. “La comunidad de astrónomos estará impartiendo charlas de ciencia durante toda esta semana, en que trataremos esos temas. Son espectáculos astronómicos muy lindos, que son además una experiencia única. Para que vuelvan a ocurrir debe pasar mucho tiempo, así que no se los pueden perder”, dijo la científica.

Por su parte, la destacada astrónoma chilena Bárbara Rojas, doctora en Astronomía de la Universidad de Cornell, sostuvo un diálogo durante la inauguración con Gabriel Pozo Menares, doctor en Sociedades Americanas, experto en cosmología mapuche y autor de Wenumapu, uno de los libros de referencia para entender la relación que tenían nuestros pueblos originarios con las estrellas y con el Sol en particular, que fue una de sus principales deidades.

 

“Hacia 2024 tendremos la capacidad telescópica más importante del mundo. Eso nos convierte en líderes absolutos en este tema y abre muchas posibilidades, pero también trae la responsabilidad de valorar y proteger nuestros cielos”, dijo el ministro Andrés Couve.

 

A propósito de eso, el investigador contó cómo luego del eclipse de sol de 1958 en nuestro país, el pueblo mapuche se inquietó por considerarlo una más que segura premonición de una gran catástrofe. “Cuando se producía un eclipse, entraban en desesperación y hacían rogativas para que el Sol renaciera. Muchos lo relacionaron con el terremoto de 1960”, contó Pozo Menares. “Y si bien científicamente sabemos que no tiene nada que ver un evento con el otro, desde la cosmovisión mapuche es así”.

Una de las charlas estuvo a cargo de la astrónoma Bárbara Rojas y el experto en cosmología mapuche Gabriel Pozo Menares.

No en vano, los mapuche solían llamar Lai Antü a los eclipses de sol, que en castellano significa “la muerte del Sol”. Pero mientras para algunos pueblos originarios el ocultamiento del Sol puede ser un mal presagio, para los científicos es una oportunidad única, inmejorable, para observar las estrellas, sin la enorme interferencia lumínica del astro. “Estos eventos son una gran oportunidad para hacer ciencia”, comentó Bárbara Rojas. En particular, para estudiar la corona solar, que alcanza los dos millones de grados Celsius. “Esta zona representa un misterio para los científicos pues, pese a que se trata de la capa exterior de la atmósfera del Sol, resulta ser mucho más caliente que su superficie”, señaló.

Por su parte, Pozo Menares recordó que, pese a todo el conocimiento científico desarrollado en los últimos siglos, nuestras forma de observar el Universo cambió hace sólo quinientos años, durante la conquista española. Antes de eso, y durante por lo menos 12 mil años, este fue un territorio dominado por cosmovisiones nacidas de la observación directa y sistemática del cielo. Esos conocimientos se transmitieron de generación en generación a través de la tradición oral, pero fueron relegados en el mundo de la academia durante décadas. Por eso, el investigador considera que revitalizar esta sabiduría resulta fundamental para construir diálogos interculturales en el país. “La interculturalidad se basa en el respeto a los conocimientos de los pueblos originarios y una forma en que podemos hacerlo es conociendo cómo ellos interpretaban a las estrellas”, concluyó.

 

Texto: Camila Medina