La química está en nosotros y es inseparable de nuestra existencia. Podemos sentir su presencia en nuestra vida cotidiana, en los materiales que usamos y en los medicamentos que nos sanan. Somos Química y ésta nos acompaña en nuestra historia, desde los primeros días, cuando el asombro nos hizo descubrir el mundo.
Primeros rastros de la química: el asombro
Cuando se encendieron unas ramas secas, quizás por accidente, los antiguos seres humanos se asustaron. Luego, se acercaron a investigar preguntándose por esos colores que se movían y generaban calor y luz. En ese momento no sabían que estaban presenciado una reacción química entre una sustancia llamada combustible y el oxígeno presente en el aire: la combustión.
Los orígenes de la química hunden sus raíces en un acto que, 500.000 años atrás, fue base de la sobrevivencia y la evolución de la especie: el fuego (1). Una vez dominado, generó otras reacciones: alteró las estructuras de los alimentos, creándose el arte de la cocina, coció el barro y fue el principio de la alfarería. Estos procesos de aprendizaje y transmisión de conocimientos duraron cientos y miles de años.
Artistas de los elementos
Tierra, fuego, aire y agua eran los componentes de los minerales. Así lo creían Aristóteles y los griegos, quienes forjaban metales como el hierro, el cobre y el estaño con gran destreza. Gracias a la curiosidad humana, se llegó a dominar la producción de vidrio, metal, arcilla y muchos otros materiales.
Ya en el siglo III a.C. se conocían tintes naturales y en China manipulaban la pólvora (2). Pero aún quedaba un largo camino hasta la Química como ciencia. El ser humano tenía las reacciones entre sus manos, pero no conocía sus mecanismos ni su naturaleza.
De la alquimia a la ciencia
La piedra filosofal, (3) que convertía cualquier metal en oro, era el horizonte de los alquimistas hasta el siglo XVI. Fueron los primeros en desarrollar química experimental, con pruebas que les permitirían llegar a su destino… aunque la piedra filosofal no fue más que una leyenda.
La Química adquiere las características de una ciencia experimental en el siglo XVIII, con los trabajos de Antoine Lavoisier (4), que propone el concepto de elemento y la Ley de Conservación de la Materia, planteando que la materia no se crea ni se destruye, convirtiéndose en el padre de la química moderna.
A partir de ahí, una serie de descubrimientos enriquecieron esta nueva ciencia: en 1774 Joseph Priestley descubre el oxígeno, contraviniendo la idea de que el aire era un elemento en sí mismo. En 1803 se da un paso más con la Teoría Atómica de Dalton, donde establece que no todos los átomos son iguales, sino diferentes según su elemento. Durante este explosivo desarrollo de la Química fueron descartándose ideas como el “vitalismo” que planteaba que era imposible sintetizar los productos orgánicos. Gracias a los experimentos de Friedich Wöhler, en 1824 nace la Química Orgánica (5).
Ya conocidos los elementos, el paso siguiente era comprender la estructura de la materia, eje que desarrolló Friederich Kekulé, uno de los principales creadores de la Teoría de la Estructura Atómica. El broche de oro de este siglo lo pondría Dimitri Mendeleiev, que cristalizó en la Tabla Periódica (6), sus esfuerzos por clasificar los elementos químicos según propiedades químicas y pesos atómicos.
Florece la industria
Los progresos de la química hicieron nacer una industria de productos que conocemos hasta el día de hoy. La nitroglicerina, inventada por Ascanio Sobrero en 1846 era un potente explosivo químico, pero muy inestable, que es superado por la dinamita, explosivo compuesto de nitroglicerina embebida en materiales absorbentes. Esta creación de Alfred Nobel (7), generó una gran fortuna, que hasta hoy financia los premios que llevan su apellido.
Para reemplazar el marfil obtenido de los elefantes y usado en bolas de billar y teclas de piano, John Wesley Hyatt inventó el termoplástico, mezcla de nitrato de celulosa, alcanfor y alcohol, al que llamó Celuloide(8)… también material principal en el cine y la fotografía.
Un agitado siglo XX
Los asombrosos descubrimientos y aplicaciones de la Química continuaron en el siglo pasado, destacándose la radioactividad, que hasta hoy se aplica en medicina (9), energía nuclear y aplicaciones industriales, que plasmó en la historia el nombre de Marie Curie.
Otro hito, que cambió el estudio de la química, fue el que instauró Carl Pauling, al plantear la esencia del enlace químico, ¡cuando sólo tenía 18 años! Además, se le considera fundado de la Biología Molecular. Y en su camino de descubrir “El secreto de la vida” James Watson y Francis Crick, en 1953, descubrieron la estructura de doble hélice del ADN (10), coronando así las investigaciones que muchos científicos ya habían realizado.
El descubrimiento de los fullerenos (11), por Harold Kroto, Smalley y Curl abrió un nuevo camino por donde la química actual está transitado: la nanociencia y la nanotecnología, áreas que prometen realizar grandes revoluciones en el siglo XXI, continuando la sorprendente historia de la Química.