Hace más de 10 años, el antropólogo Diego Milos descubrió que el famoso naturalista francés escribió, en sus últimos años, una enorme investigación acerca de la cultura del pueblo mapuche. A partir de ahí, comenzó un largo viaje para transcribir, traducir y publicar ese inédito material histórico.

 

Esta es la historia de un libro imposible, que estuvo guardado más de 150 años en la pequeña ciudad francesa de Draguignan, donde nació su autor. Una de las investigaciones más ambiciosas realizadas al pueblo mapuche, durante varios viajes por la Araucanía en pleno siglo XIX, y plasmada en un manuscrito de cientos de páginas inéditas que el gran naturalista Claudio Gay escribió durante sus últimos años de vida y que muchos, muchísimos años después, un antropólogo chileno, Diego Milos, rescató del olvido, transcribió, tradujo y logró publicar.

Usos y costumbres de los araucanos es el título de esa investigación deslumbrante, publicada por el sello Taurus, de Penguin Random House. Un ensayo profundo y detallado, escrito entre 1870 y 1873, acerca de la vida material, cultural y espiritual del pueblo mapuche. Un libro que parecía destinado a quedar inédito para siempre, pero que se convirtió en una obsesión para Diego Milos.

Claudio Gay. Foto de portada: Dibujo de un machitún realizado por el naturalista en 1854.

El investigador tenía 19 años cuando vio, por casualidad, en la casa de una amiga, el Atlas de la historia física y política de Chile de Claudio Gay. Recuerda que le encantó. Recuerda también que esa fue una de las primeras veces en que se topó con la figura de Gay después de la vida escolar. Pero le perdió la pista y se dedicó a otras cosas, a otras lecturas. Estudió Antropología en la Universidad de Chile y ahí, cuando estaba haciendo su tesis sobre la Pacificación de la Araucanía, volvió a encontrarse con Gay.

 

—Debe haber sido en 2006 —recuerda ahora Milos, de 38 años—. Revisaba documentos sobre esa época cuando un profesor me dijo que había un manuscrito de Gay acerca de los mapuche y que podía servirme para mi proyecto de investigación.

Ése sería el origen de esta historia. Porque a partir de ahí, Milos iría tras el rastro de aquel manuscrito de Gay, que lo llevaría a Draguignan, una pequeña ciudad en el sur de Francia, donde nació el naturalista en el año 1800 y en la que se encuentra la sede de la Sociedad de Estudios Científicos y Arqueológicos, en donde guardaban el manuscrito.

Después de varias idas y venidas, y de convencer a los investigadores franceses de que tenía sentido prestar atención a ese manuscrito acerca del pueblo mapuche, Milos pudo revisar el material. Y entonces descubrió que esas páginas escritas a mano —en francés, a diferencia de sus otras obras, escritas en español— tenían un valor incalculable.

—Me sorprendió que Gay se hubiera dedicado a describir cosas que en ese momento no tenían importancia: tiene un cuidado especial con la forma en que elabora su léxico, cómo se fija en detalles de las vestimentas, cómo hacen las casas, la comida, un montón de cosas que son minucias, pero que tienen un gran valor y que son sutiles —comenta Milos, quien hoy trabaja en el Servicio Nacional del Patrimonio—. Hay que pensar que los documentos que se encuentran de esa época (los años de la ocupación de la Araucanía, que empieza en 1861) son cartas de misioneros y militares, o funcionarios de la Corona, es decir, información muy contingente para operaciones civiles o militares en la Araucanía, cartas de espionaje. Lo que anota Gay es distinto: describe un machitún, o un guillatún, o sea, cosas inútiles para los planes de ocupación de ese momento.

 

“Me sorprendió que Gay se hubiera dedicado a describir cosas que en ese momento no tenían importancia: cómo se fija en detalles de las vestimentas, cómo hacen las casas, la comida, un montón de cosas que son minucias, pero que tienen un gran valor y que son sutiles”.

 

—Eso le da otro valor al trabajo de Gay, ¿no?

—Claro. O sea, hay textos de otros viajeros que circularon por esas tierras, pero lo que me llama la atención del texto de Gay es la cantidad de información que entrega. Porque este libro no es una crónica de viaje, no es su relato de cómo atravesó la Araucanía. Es un texto que tiene un carácter más científico, la idea de conocer al pueblo mapuche, y eso convierte a Gay en un antropólogo.

—¿Después de revisar el manuscrito fue muy difícil llegar a publicarlo?

—Pasaron muchos años, yo diría que unos ocho años, encerrado, transcribiendo, traduciendo. Y ahí pasó un tiempo medio muerto: traté de publicarlo en Francia, primero, y hubo interés de algunos editores, pero nadie se la jugó por el proyecto. En un momento, de hecho, lo di por muerto, hasta que un día, en Santiago, conocí a Vicente Undurraga, editor en Penguin, y le comenté del proyecto y se entusiasmó.

“Los pinales de Nahuelbuta”, dibujo de Claudio Gay incluido en su obra Atlas de la historia física y política de Chile (1854).

Eso fue alrededor de 2016. A partir de ahí, Milos trabajaría intensamente en la traducción y en la edición. Decidió hacer un libro que no fuera muy académico, que tuviera notas abordables y un orden de los capítulos amable con el lector. El resto —y lo más importante— ya estaba ahí: la escritura de Claudio Gay brillando de una forma absolutamente contemporánea; el tono del naturalista que quiere compartir con el resto aquello que ha descubierto y observado. Y es eso, probablemente, lo que vuelve fascinante a Usos y costumbres de los araucanos, una investigación que se lee con curiosidad y asombro, pues la mirada de Gay sobre el pueblo mapuche aporta muchos detalles que los muestran de una forma muchísimo más compleja de cómo los describieron en otras obras y documentos históricos publicados en el siglo XIX: su lenguaje, su forma de hacer política, su comercio, su gobierno, su vida social y material, sus creencias.

 

Usos y costumbres de los araucanos permite a los lectores ingresar a un mundo que sigue siendo en muchos sentidos un misterio, pese a los prejuicios sobre los mapuche que había en esa época y que a veces se filtran en la mirada de Gay. Sin embargo, prevalece su inteligencia y lucidez para detenerse en detalles inesperados y sorprendentes.

 

Usos y costumbres de los araucanos permite a los lectores ingresar a un mundo que sigue siendo en muchos sentidos un misterio, pese a los prejuicios sobre los mapuche que había en esa época y que a veces se filtran en la mirada de Gay. Sin embargo, prevalece su inteligencia y lucidez para detenerse en detalles inesperados y sorprendentes.

—El libro ha tenido una acogida muy entusiasta por parte de la prensa y de los lectores. ¿Pensaste que iba a tener esa recepción?

—Ha sido emocionante. Yo pensaba que el libro iba a llamar la atención de ciertas personas, pero la recepción ha sido mucho más grande. Me pareció muy bueno que los lectores entendieran la importancia que tiene hoy una investigación como ésta, pues nos ayuda a entender las tensiones actuales con el pueblo mapuche.

Diego Milos, descubridor de la obra perdida de Claudio Gay.

—¿Y recibiste comentarios por parte de lectores mapuche?

—Sí, y también ha sido muy bueno. Al comienzo tuve un poco de temor, porque si bien Gay tiene, para el concierto ideológico de su época, una visión superpositiva, igual hay frases en el libro que pueden molestar. Y fíjate que los únicos que alertaron eso fueron lectores chilenos y no los mapuche, y creo que es porque los mapuche entienden que el valor informativo es mucho más potente que cualquier frase despectiva.

—¿Pensaste en algún momento editar esas frases?

—No, eso lo zanjé rápido. Si los historiadores e investigadores nos ponemos a censurar las fuentes históricas, estamos fritos. Y yo creo que es interesante también acercar al público a la fuente, poniendo, claro, los asteriscos de advertencia de que el pensamiento se ha modificado con los años. Me parece que en vez de censurar había que mostrar eso, para que reflexionemos sobre cómo era el pensamiento en el siglo XIX.

—¿Piensas seguir investigando la cultura mapuche?

—Hay un tema que proyecto que estoy realizando con la investigadora Elvira López, que está detenido y espero retomar: Claudio Gay dejó otro documento importante inédito, un cuestionario de cincuenta preguntas que envió a todos los gobernadores de los departamentos encargados de Chile, de las cincuenta provincias. Es una de las primeras encuestas de las que hay registro y tiene preguntas muy entretenidas, tipo “¿cuáles son los árboles más importantes?”, o “¿cuáles son los entretenimientos de los pueblos?”, o “¿hay alcoholismo?”. Preguntas sobre las enfermedades, los asesinatos, las ruinas patrimoniales; bien heterogéneas. Y también estoy escribiendo un ensayo sobre el pueblo mapuche. Una reflexión sobre la guerra y la paz que han tenido que sufrir y acordar con sus respectivos interlocutores: incas, españoles y nosotros.

 

Texto: Diego Zúñiga