Televisión educativa: ¿Cómo sacarle provecho?

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  • 21 Enero, 2021

Existe consenso en la comunidad científica sobre los riesgos que produce en niños y niñas la sobreexposición a la televisión y las series animadas. Sin embargo, su uso moderado y la guía permanente de las familias en este proceso, la puede convertir en una perfecta aliada para el aprendizaje. En este artículo compartimos algunas claves para usarla con responsabilidad. 

Por Paula Fredes

En la amplia familia de los virus existen los rhinovirus, microscópicos organismos que producen malestares como el resfrío común. Curiosamente, estos patógenos son muy parecidos a un elemento bastante cotidiano en nuestra vida: una pelota de fútbol. Esta “forma”, en realidad corresponde a su envoltura, llamada científicamente cáspide vírica.

Con esta simple analogía de la viróloga Daniela Toro, comienza el segundo capítulo de Dr. Virus y los invisibles, miniserie infantil de la Fundación Ciencia Viral y Revista Héurēka, financiada por el Programa Explora y transmitida por Youtube. Cada episodio lo protagoniza un locuaz bacteriófago, que explica la virología a partir de los pasatiempos de los/as científicos/as que entrevista.

Dr. Virus y la científica Daniela Toro.  

Cuenta Lucía Núñez, Doctora en Ciencias Biomédicas y una de las mentes detrás de este proyecto, que la idea nació para “llenar un espacio que no estaba cubierto con información científica simple, palabras sencillas y dirigida a un grupo que estuviera interesado”. De esta forma, y teniendo como referencia a Los Muppets y 31 minutos, revisaron el currículum escolar y enfocaron su audiencia a estudiantes de 5to básico a 2do medio.

Así como Dr. Virus, en Chile existen diversos proyectos de divulgación científica infantil, como “Experimenta, ciencia de niños”, “Los Experimentos de Otto y Volta”, “Axón”, “Renata y los problemas”, “Los Fantásticos Viajes de Ruka” o “El Cosmos del Profe Maza”.

El boom de las producciones audiovisuales dirigidas a niños y niñas se remonta hace varios años y ha explorado múltiples plataformas como el streaming y la televisión abierta. Sin embargo, no fue sino hasta el año pasado cuando estos contenidos dieron un gran salto hacia la masividad.

El factor TV Educa

En medio de un Chile confinado, y con más de 3.5 millones de estudiantes en casa producto del Covid19, comenzaron las transmisiones de TV Educa, el primer canal de televisión con programación exclusivamente infantil. Al poco andar, la señal digital lanzada en abril de 2020 comenzó a alcanzar notoriedad, posicionándose como uno de los tres canales favoritos de los niños y niñas, después de Cartoon Network y Discovery Kids. Así lo anunció Anatel, que también dio a conocer un importante rating promedio de 35 mil personas por minuto.

Lucía Núñez

Lucía Núñez / Foto: Educar Chile

“La programación infantil antes de TV Educa, consistía generalmente en dibujos animados que tenían muy poco contenido científico. Había algunas excepciones, pero estaba más enfocado a la entretención, entonces no existía un espacio donde compartir este material. TV Educa llegó en el momento justo, porque además la televisión sigue siendo el medio de comunicación que más se utiliza en Chile, más que las redes sociales o Internet”, señala la comunicadora científica Lucía Núñez.

El éxito rotundo de esta señal permitió repensar el rol de la televisión educativa en Chile, abriendo nuevamente el debate sobre las implicancias del consumo de estos productos culturales.

Para María Jesús Viviani, Doctora en Educación de la U.de Bristol y directora de carrera de Educación Parvularia de la U. de Chile, la televisión puede ser un aporte para la educación e incluso convertirse en un complemento.

“Inicialmente se ve a la tv infantil como algo negativo. Muchas familias se ven conflictuadas o con culpa cuando deben recurrir a ésta como herramienta. Yo no comparto esa posición, porque vivimos en un mundo donde las pantallas son una parte muy importante de nuestra vida, y para esos niños/as va a seguir siéndolo en adelante”, indica la investigadora. 

María Jesús agrega que sin bien algunos de estos contenidos no son educativos, sí hay muchos que están pensados con objetivos pedagógicos, basados en la audiencia infantil y sus necesidades. Cuando estas series aportan una mirada formativa, indica, “se transforman en un complemento al trabajo de las educadoras y los/as profesores/as”.

Similar opinión tiene Melina Furman, investigadora argentina y experta en educación. “Creo que el mayor aporte es que estos programas pueden llegar a todos/as. Además, en muchos casos esas propuestas pueden ser insumos para que después los docentes propongan conversaciones, análisis, debates y actividades a partir de ellos”, comenta. 

Para la investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet), la televisión es un insumo “que permite seguir explorando”. Bien lo sabe ella, que ha sido referente en la creación de contenido audiovisual con “La casa de la ciencia” del canal público Pakapaka, programa que ideó y condujo y que invitaba a hacer actividades científicas en casa. 

María Jesús Viviani / Foto: Elige Educar

Tanto para Viviani como para Furman, la clave está en saber mediar este contenido. ¿Qué significa esto? Que las familias deben conocer e involucrarse en el contenido que ven los/as más pequeños/as, seleccionando programas que promuevan la creatividad, el juego y la indagación.

“Se ha comprobado científicamente que los programas buenos son los que tienen interacción con los niños y niñas que están viendo. Existe una correlación en que aquellos que dan espacio a que respondan o se muevan, son los que mejor resultados pedagógicos dan. Por ejemplo, hay varios estudios realizados a Plaza Sésamo que demuestran que los niños que lo vieron luego adquieren un gusto por la lectura, y eso es interesante”, indica María Jesús Viviani, también asesora científica del Programa de Indagación para Primeras Edades (PIPE) de Explora Sur Poniente. 

Formando espectadores responsables

Para Melina Furman más que el tiempo de exposición a las pantallas, se debe evaluar la calidad del contenido que se ve a través de ellas. “La OMS recomienda que los chicos menores de dos años no usen pantallas y desde ahí paulatinamente se debería aumentar el tiempo de exposición. Sé que no es nada fácil, por lo que la pregunta no es tanto cuánto tiempo de pantalla, sino qué se hace con ellas. Y hay usos muy ricos de la tecnología. Por ejemplo, no es lo mismo jugar un videojuego que programar uno. O usar la tecnología para crear arte o música”. 

Melina Furman

En la misma línea, María Jesús Viviani indica que un límite adecuado de tv para niños/as mayores de tres años es de dos horas. “Si no se puede, debiera ser seccionado, por trozos previamente seleccionados”. Además entrega un tip:

“Lo que yo hago con mi sobrina es tomar ideas de algunos programas. Uno que nos gusta mucho es Petit, de la autora Isol. Por ejemplo, en un capítulo hacían billetes con sus amigos, y con mi sobrina jugamos a crear nuestro propio dinero. Incluso, algunos programas que no necesariamente son pensados educativamente pueden adecuarse en forma de juego, usando el contenido de la televisión como excusa para comenzar una dinámica fuera de la pantalla”. 

Lo central, explica Melina Furman, es hablarlo en familia. “Es importante que en casa podamos establecer acuerdos sobre cuánto tiempo estaremos tras las pantallas, cómo equilibrar los usos más pasivos con otros más creativos y también qué otras cosas ‘desconectadas’ tienen que pasar, como hacer ejercicio físico, jugar con los hermanos o leer… En la medida que estén presentes distintos usos del tiempo, creo que no le tenemos que tener tanto ‘cuco‘ a las pantallas”.

Ad portas de un nuevo año escolar semi presencial que nos tendrá un tiempo más en casa, te invitamos a implementar estos cambios. ¿Te animas?

 

Desde abril de 2020 TV Educa se ha erigido como uno de los canales más visto por niñas y niños chilenos, superando incluso las cadenas internacionales.

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