El valor del juego

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  • 19 Enero, 2023

¿Qué tan importante es jugar y explorar para l@s niñ@s? Como adultos, ¿cuál es la manera correcta de propiciar el juego? y ¿dónde y con qué podemos generarlo? Estas y otras preguntas fueron consultadas a la diplomada en Niñez y políticas públicas Macarena Ocáriz, con tal de resolver cómo podemos acompañar el desarrollo de las niñas y niños en sus meses de receso educativo. 

 

Llegan las vacaciones y l@s niñ@s quedan en casa. En este momento es fundamental incentivar y acompañar el desarrollo de l@s más pequeñ@s, sobre todo en sus primeros cinco años de vida,  ya que esta etapa es crucial para el óptimo desarrollo de su cognición. Macarena, quien es médica veterinaria y mamá de dos hijos, explica que: “En este periodo hay un gran desarrollo de conexiones neuronales, que después con el tiempo se van perdiendo (…) Está absolutamente demostrado también que la primera edad, desde la neurociencia y otros ámbitos, es la más importante para desarrollar los cimientos sobre la forma de ser, de pensar y de actuar”, explicó.

 

Explorar

 

L@s niñ@s son por naturaleza curiosos y buscan aprender a través del juego y el movimiento. Los parques y zonas al aire libre son excelentes para tal actividad, sobre todo las zonas de gran biodiversidad ¡Generan muchas preguntas en ell@s! Si es que no se cuenta con acceso a un lugar así, también es posible hacer el ejercicio de observar un lugar cotidiano, conocido, pero de manera aislada: si es un árbol, partir por el suelo, luego su tronco, su copa y finalmente el cielo, recomienda Macarena. El uso de lupa, catalejos y otros elementos de observación son de gran ayuda, al igual que los materiales para representar su entorno: papel y lápiz, pinturas, y cualquier elemento con el que pueda interactuar y desarrollar alguna experiencia de aprendizaje. Hacer obras de arte, mandalas, o cualquier representación artística incentivan la curiosidad y trabajan los lenguajes artísticos.

 

Para que el juego ocurra sin interrupciones y de manera positiva es vital generar un ambiente cómodo y seguro en el que el niño o niña pueda, como explica Macarena, asumir ciertos riesgos propios de su edad, como subir árboles. El ambiente también debe ser seguro para las emociones, así las niñas y niños pueden expresarse con asertividad y gestionar lo que sienten. Esto se logra siendo atent@s y empátic@s con sus necesidades y con lo que tienen para decir o preguntar. 

Este enfoque debe ser similar a la atención al cliente en un casino online con mercado pago que escucha las consultas y solicitudes de los jugadores.

El rol del adulto

 

A pesar de que los niños comenzarán espontáneamente a explorar y ver las posibilidades de su entorno, los adultos deben ser facilitadores de la experiencia, como se mencionó anteriormente, generar un espacio seguro y acudir en ayuda del niño o niña si se observa notoriamente incómod@, por ejemplo. Macarena explica  que: “No necesitamos nosotros como adultos decirles que haga o que juegue porque el niño va a jugar. Evitar el ´ya pero juega con esto, haz esto, haz esto otro. Súbete al árbol o no te subas al árbol que te puedes caer´. Uno como adulto puede proponer experiencias lúdicas que sean más regladas pero si al niño no le interesa, no va a participar. Tenemos que estar atentos a eso, y a ofrecer experiencias lúdicas, que se vinculen con el goce y el disfrute” precisó.

 

Actores sociales  

 

Luego de las conexiones neuronales que se generan en la primera edad, explica Macarena, se hace una selección de esta información, las cuales se irán fortaleciendo. La experta agrega: “Por esto es importante desarrollar formas de ser curiosos y de atreverse a preguntar, de darnos cuenta de todas las variables que encontramos en el entorno y empezar a buscar una forma cada vez más sistemática de dar respuestas a nuestras propias preguntas, darnos cuenta que nosotros somos actores claves de la sociedad”. Esto se vuelve sumamente importante para el desarrollo del actuar social en la adultez. De otra manera, no estar atent@ a las actividades de l@s niñ@s y no darse cuenta de cómo esto impacta en su sociedad y en su entorno, termina por generar conductas menos participativas. Por último, Macarena recalca la importancia de formar seres activos y participativos en lo social y como el juego es fundamental para hacerlo posible: “Necesitamos seres activos y participativos, personas que efectivamente se atrevan a hacer de esta una sociedad mucho más justa y sostenible” concluyó.

 

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