Venerado desde los inicios de las civilizaciones, el sol juega un rol sumamente importante para la vida en el planeta. Sin embargo, el avance de la vida moderna también ha afectado la relación entre el astro y los seres humanos, aumentando los potenciales efectos negativos que produce la exposición indiscriminada a este. Entonces, ¿es nuestro aliado o un enemigo hostil? Lorena Lobos, investigadora del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDiS) Y la Universidad del Desarrollo, y Olosmira Correa, académica de la Universidad de Chile responden esta interesante pregunta.

Según datos del Ministerio de Salud, en Chile la tasa de mortalidad por melanoma -el cáncer más agresivo que afecta a la piel- aumentó de 0,8% en 1997 a 1,2% en 2015 por cada cien mil habitantes. Por ello, en las últimas décadas se han realizado diversos esfuerzos para promover una exposición menor a la radiación ultravioleta (UV) que proviene del sol, ya sea evitando las horas de máxima radiación o bien incentivando el uso diario de protector solar, con el fin de prevenir las enfermedades de la piel.

Uno de los principales factores que han llevado a agravar el daño de la exposición a los rayos solares es la disminución de la capa de ozono, que permite filtrar el exceso de radiación UV proveniente del sol. Ya en 1980, la comunidad científica presentó evidencia de la reducción de la ozonosfera debido al uso indiscriminado de sustancias que se utilizan en la industria, como los clorofluorocarbonos, gases que generan efecto invernadero y que son capaces de destruir esta capa.

De hecho, la NASA informó que en septiembre de 2018, el tamaño del agujero de la capa de ozono medía 23 millones de km², afectando mayoritariamente a Chile y Argentina debido a su ubicación, ya que se encuentra sobre la Antártica.

Pero la vilipendiada exposición al sol también posee otra cara. “El ser humano necesita exponerse a él, porque este genera beneficios a la piel, como por ejemplo la síntesis de la vitamina D”, dice Olosmira Correa, académica de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile.

La importancia del Sol se descubrió durante la Revolución Industrial -que comenzó en la segunda mitad del siglo XVIII en Europa-, momento en el que hubo un aumento importante de la población que, además, se trasladó a vivir en las grandes ciudades. Durante este período se instalaron muchas fábricas y el uso de medios de transporte como el ferrocarril y el barco a vapor aumentó la quema de carbón y madera, que contaminaban la atmósfera y bloqueaban el paso de la luz solar.

Los niños que vivían en esas ciudades comenzaron a presentar retardo en el crecimiento y deformación del esqueleto o raquitismo. Ante este escenario, en 1921 un grupo de médicos en Nueva York, Estados Unidos, expusieron por varios meses a los niños con raquitismo a luz solar en el techo del hospital en el que estaban internados y observaron que estos presentaban signos de mejoría.

En la actualidad, sabemos que las células poseen un compuesto que requiere de exposición a la radiación solar para convertirse en vitamina D, elemento que juega un papel esencial para el crecimiento y la mantención de una estructura ósea saludable porque aumenta la absorción de calcio. “La deficiencia de vitamina D conduce al raquitismo en niños y a osteomalacia y osteoporosis en adultos. Este es un posible problema de salud para las personas de edad avanzada y causa un riesgo creciente de fractura de cadera”, señala Correa.

En Chile, según la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, tanto las mujeres en edad fértil como los adultos mayores presentan un déficit de un 15% a 20% de esta vitamina. Sin embargo, Correa advierte que “la exposición prolongada y en horas en que la radiación solar es más elevada, provocará daños acumulativos a largo plazo tales como envejecimiento precoz, manchas o patologías como cáncer a la piel”.

Melanoma, investigación de los procesos biológicos que lo generan

La investigadora del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDiS) y del Centro de Medicina Regenerativa de la Universidad del Desarrollo, Lorena Lobos, lleva varios años estudiando al melanoma. “Este es uno de los tipos de cáncer de piel más agresivo que existe. Se genera a partir de unas células normales que tenemos en la piel llamadas melanocitos, encargados de captar y defendernos del sol, y que se mantienen en una cantidad muy controlada. Pero cuando aumentamos nuestra exposición a los rayos solares, estos aumentan su número descontroladamente. En ese momento es cuando vemos un lunar que comienza a crecer de forma desmedida y aparece el ABCD del melanoma, o sea, el lunar se ve: asimétrico con bordes irregulares, coloración heterogénea y su diámetro va por sobre los 5 mm“, señala la científica.

Cuando Lobos comenzó a investigar en el área del cáncer, notó que la mayoría de los grupos que lo estudiaban se enfocaban en el tumor primario -que es donde aparece inicialmente-, pero no en la metástasis, o diseminación de las células cancerosas a un órgano distinto de aquel en que se inició. “Es la que lleva a la gente a morir, sin embargo, los grupos que investigan metástasis son muy pocos”, enfatiza la profesional.

La investigadora de ACCDiS señala que las personas que tienen melanoma de alguna manera siempre tienen metástasis en el cerebro por sobre otros órganos, por lo tanto, el saber cómo ocurre este proceso la motivó e impulsó a investigar el melanoma y seguir trabajando en esta área. “Además, si le enseñamos a la población cómo prevenir el melanoma, podremos evitar las muertes de quienes son susceptibles a padecerlo, ya que es uno de los tipos de cáncer a la piel más agresivo y el diagnóstico tardío deja al paciente sin otra alternativa que su posterior fallecimiento”, acota Lobos.

Lorena Lobos, junto a su grupo de investigación, estudian cómo el melanocito adquiere características anormales, como la capacidad de invadir otros tejidos, primero penetrando la piel y todas sus capas hasta llegar a los vasos sanguíneos para diseminarse a otros órganos. “Hemos podido observar que existe una proteína con un rol dual llamada caveolina, que al inicio del proceso tumoral -tumor primario- actúa suprimiendo el crecimiento de este, pero promueve que el melanocito haga metástasis. Existen otras proteínas además de caveolina, que podrían estar regulando este proceso, por lo tanto, nos interesa saber cuáles son y cómo lo hacen”, acota Lobos.

Ellos han podido ver en su trabajo que en las células de melanoma cuando aún no hace metástasis se encuentra junto a otra proteína llamada E-cadherina, pero se observó que cuando el melanoma hace metástasis, la proteína E-cadherina se cambia por N-cadherina. “Lo importante es ver cuándo y cómo se produce el cambio de E-cadherina por N-cadherina, ya que esto podría ser clave para generar terapias dirigidas a detener la aparición de N-cadherina en las células de melanoma y de esa forma evitar que se vuelva metastásico”, comenta la investigadora de ACCDiS.

  

 

Como adquirir vitamina D sin riegos de cáncer a la piel

Según comenta Olosmira Correa, “las principales fuentes de vitamina D para la mayoría de los humanos son la exposición casual de la piel a la radiación solar UVB y la ingesta a través de la dieta. Entre los alimentos ricos en vitamina D, los pescados grasos se consideran una de las mejores fuentes. También podemos suplir la deficiencia de vitamina D ingiriéndola en forma de medicamentos”.

Asimismo, la académica de la Universidad de Chile agrega que “una forma segura de tomar sol para adquirir vitamina D mediante la exposición a los rayos solares, es hacerlo antes de las 11 de la mañana y después de las 4 de la tarde, cuando la radiación solar es menos energética e impacta en la superficie terrestre en forma más indirecta; por ende, es más seguro tomar sol”.

Finalmente, Correa recomienda que “quienes tienen pieles más claras, así como los bebés, deben exponerse por periodos cortos de tiempo al sol, aunque todos debemos tener en consideración que es sumamente importante utilizar siempre protector solar. En general los de factor de protección más alto -que es el 50+- producen una filtración de un 95% de la radiación solar. En términos generales el uso de protector solar disminuye la síntesis, pero no la bloquea totalmente”.

Tomar sol puede traernos enormes daños a la salud como es el caso del melanoma, pero sin duda es el mismo sol que es fuente de vida, para nuestro planeta y para nosotros mismos, por lo que posee dos caras. Pablo Neruda en el “Libro de las preguntas” ya lo decía:

¿Por qué el sol  es tan mal amigo del caminante en el desierto?
¿Y por qué es sol es tan simpático en el jardín del hospital?