La sequía afecta a la zona desde hace décadas, y al parecer, no es mucha la preocupación de la sociedad al respecto. Sin embargo, la utilización de los rayos del sol como fuente descontaminante de aguas es una alternativa ecológica que da sus primeros pasos gracias a algunos proyectos e investigaciones tecnológicas.
Sin duda, la pandemia del Covid-19 ha concentrado todos los esfuerzos, recursos y preocupación de las autoridades, tanto nacionales como regionales, dinámica que aún persiste en el presente; pero sin embargo, y al menos en el caso de la Región de Coquimbo, aún persiste una problemática que, debido a sus silenciosas características, hace que la olvidemos por completo. ¿Cuál será? Pues nada más y nada menos que la sequía.
¿Datos que lo comprueben? Recientemente, el ministerio de Obras Públicas decretó que la región es “Zona de Escasez por un periodo de seis meses, no prorrogables, a contar del día lunes 5 de julio del 2021”, basados en el ‘Informe Condiciones Hidrometeorológicas región de Coquimbo’ de la División de Hidrología de la Dirección General de Aguas. El Ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, afirmó al respecto que, “desgraciadamente no tenemos buenas noticias, lo que estamos enfrentando no es una sequía, no es una emergencia puntual, esto es algo permanente”.
En este escenario, la tecnología aparece como un gran aliado, especialmente en materia de reutilizar el agua que desechamos a diario, especialmente en el sector industrial, pero, ¿qué tan caro es este tipo de tecnología? ¿Qué empresas están aplicando
estos procedimientos en sus faenas? Para dilucidar estas y otras dudas, conversamos con Rodrigo Poblete Chávez, Doctor en Ingeniería Ambiental y académico de la Escuela de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente, y director del Magíster de Gestión Ambiental de la Universidad Católica del Norte.
Descontaminación de agua mediante el sol
El académico es parte de un proyecto que permite desarrollar líneas de investigación sobre depuración de aguas y uso de la energía solar en su tratamiento, trabajo realizado en la compañía pisquera Capel, y que incorpora también a la UCN y la Plataforma Solar de Almería de España.
En este contexto, y en cuanto a utilizar los rayos UV del sol para descontaminar y desinfectar, sostiene que es una excelente alternativa, considerando que es una fuente de energía renovable y que no contamina, “y además permanente, pues la energía solar está siempre, aún cuando está nublado”, añade, especificando que entre las 11:00 y las 15:00 horas es el periodo de mayor radiación ultravioleta.
“El sol es una fuente de radiación gratis, renovable, que no genera contaminantes y que además permite trabajar a volúmenes mayores y depurar más metros cúbicos de agua”, agrega el investigador, detallando que no conoce más experiencias similares en la zona, salvo diseños experimentales más al norte, en ciudades como Antofagasta y Arica. “Sin embargo, encuentras esta tecnología en países desarrollados, donde quizá tienen menos sol que nosotros y una radiación solar como la del sur de Chile, pero tienen mucha tecnología instalada para usar el poco sol que tienen”, explica también.
Invertir no es un gasto
Pero, ¿descontaminar el agua con los rayos del sol implica gastar mucho dinero? El experto explica que se requiere, primeramente, de una inversión mayor, pero luego, los costos operacionales disminuyen, “y además, los costos ambientales son bajos porque no estamos utilizando electricidad de la red”, aclara.
¿Y qué tipo de empresas debiesen aplicar este tipo de tecnología, considerando la sequía que afecta a la región? A juicio del investigador, todas aquellas que utilizan el agua en sus procesos como un servicio para lavar, “agua que luego se pierde, como el caso de las empresas metalmecánicas que usan agua para sacar polvo y arena de mecanismos; o los sistemas de acuicultura que mediante agua a alta presión limpian sistemas de cultivo suspendido”.
Aunque los sectores industriales están identificados, e inclusive, existen estudios que indican cómo y por qué es importante reutilizar el agua, el académico comenta que falta algo para concretar ello, y ese algo es las ganas de invertir, considerando la poca urgencia que se da al cuidado del vital elemento, “pues mientras aún tengamos agua que salga de la llave no importa mucho, porque de algún lado va a salir, pero cuando quizá ya no quede, ahí quizá va a ser demasiado tarde”.
¿No existe entonces, un pensamiento a largo plazo, o un pensamiento “verde” de parte de las empresas, para adelantarse a un escenario donde no exista agua suficiente para producir? El experto responde que no existe ese pensamiento, ni tampoco urgencia, “pues el empresario seguramente piensa que la sequía es cíclica y que luego de un tiempo se solucionará, siendo que no es bueno esperar a no tener agua para implementar mejoras”.
