A un año de la llegada del coronavirus al país, la mayoría de profesores y profesoras nuevamente afrontan la encrucijada de la educación a distancia. ¿Se sienten mejor preparados(as) con todo lo que aprendieron en 2020?
Sin duda, la pandemia del Covid-19 ha resaltado, una vez más, las debilidades y fortalezas del sistema educativo chileno. De esta forma, y luego de un año completo de salas y patios vacíos, lentamente algunos establecimientos intentan retomar la “normalidad” creando protocolos de higiene y subrayando la importancia de la distancia social entre profesores y estudiantes.
Pero, ¿te has preguntado si los(as) docentes están mejor capacitados y/o motivados que hace un año, cuando la enseñanza intentó seguir adelante en medio de una enorme incertidumbre? ¿Cuál será su fórmula para igualmente enriquecer sus clases cuando enfrentan, día a día, las cámaras apagadas de sus alumnos(as)?
En el caso de Patricio Casanga Ignamarca, profesor de Educación Física de la Escuela Experimental de Música Jorge Peña Hen de La Serena, el año 2020 fue un año de aprendizaje, resalta, “y especialmente para aquellos docentes con muchos años en el sistema y que no estaban muy familiarizados con la tecnología. El 2020 fue un año de aprendizaje e incertidumbre, de no saber si todo lo que se hacía iba a servir para los objetivos planteados”, añade.
Sin embargo, aclara, a la hora de comparar 2020 y 2021, “me siento mejor preparado porque manejo mejor las herramientas de teletrabajo”. Asimismo, explica que el año pasado fue especialmente difícil para la adaptación de asignaturas prácticas como la suya, “pero para este año cuento con un número de actividades que dieron buenos resultados, experiencia fundamental para planificar el 2021”.
¿Y qué pasa con la motivación por enseñar cuando todo parece estar en contra? El profesor resalta dos aspectos fundamentales: la motivación y la responsabilidad por educar, “aun sabiendo que en este contexto no es mucho lo que puede aprender el estudiante”, explica. Pero más allá de enseñar habilidades y/o contenidos, “es trascendental entregar contención emocional al alumno, sobre todo a los más pequeños, que se conectan para ver al profesor y sus compañeros, por lo que es bueno darles un espacio de distensión en medio de la situación que vivimos”.
Vivir el día a día y la sorpresa del brusco cambio también marcó a la Educadora diferencial y Coordinadora PIE del Colegio María de Andacollo de Tierras Blancas, Jennifer Bulnes Alvarado, quien también sostiene que se siente mejor preparada este año para educar, “luego de un periodo complejo con cambio constante de directrices desde el ministerio, y en base a la experiencia del año anterior, este año estamos mucho mejor preparados”.
Con la organización jugando a favor, Jennifer dice que ahora sí puede buscar, motivadamente, más y mejores herramientas para enseñar, “más en mi área, donde se intenta llegar a los niños de forma dinámica y lúdica. Afortunadamente tengo buen manejo de herramientas digitales, lo que me permitió hacer ese camino más sencillo, y si no estoy motivada sería mi perdición”, agrega.
Finalmente, y luego de un año completo de aprendizaje y capacitación propia, la profesora de matemática del Liceo Gregorio Cordovez de La Serena, María Cecilia Pizarro Cortés, comenta que puede poner a disposición de sus estudiantes todo ese aprendizaje: “con herramientas y juegos como Kahoot!, Quizizze, Lino It, entre otras, se me ha hecho más sencillo este año. Además, ya perdí el miedo a la cámara y micrófono, y a soltar aquellas cosas que no se pueden manejar, como que un alumno no llegue o no encienda la cámara”.
