Home / Coquimbo / Noticias

Niños y niñas aprendiendo ciencia: cuando la curiosidad es la semilla a cuidar para un futuro con más conocimiento

PIPEweb
  • 19 Noviembre, 2021

Un grupo de educadoras de párvulos de la Región de Coquimbo fue parte de la versión 2021 del Programa de Indagación para Primeras Edades, PIPE, de Explora Coquimbo, donde aprendieron a enseñar a sus párvulos a descubrir el valor de la ciencia.

¿Niños y niñas son capaces de aprender ciencia en sus primeros años de vida? ¿Existe una edad óptima para fomentar el interés por la ciencia y la tecnología? ¿La curiosidad de los más pequeños es una etapa que, con el tiempo, se puede convertir en una habilidad? Muchas preguntas, para quizá, muchas posibles respuestas que no pueden ser respondidas con certeza por los mismos niños y niñas. Mejor, preguntarle a los/as adultos/as, ¿no? Pero antes de preguntarles, puede que sea mejor ponerlos al tanto de cómo desarrollar competencias científicas en niños y niñas, para que, de esta forma, conozcan y comprendan el mundo que les rodea.

Precisamente, un grupo de educadoras y técnicas en educación de párvulos de toda la Región de Coquimbo fueron parte de la versión 2021 del Programa de Indagación para Primeras Edades, PIPE, desarrollado por el Proyecto Explora Coquimbo del Ministerio de Ciencia y ejecutado por la Universidad Católica del Norte. Las participantes aprendieron contenidos científicos y estrategias metodológicas, y también, recibieron recursos educativos para enseñar a sus párvulos a descubrir el valor de la ciencia, al mismo tiempo que desarrollaron competencias para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

¿Cómo se puso en práctica esta iniciativa? Tres fueron las áreas de aprendizaje que se contemplaron: ciencias sociales, ciencias naturales y tecnología; y asimismo, se contó con un módulo que abarcó el mundo de las Plantas, como también, se consideró uno enfocado en Animales, a través de los cuales, niños y niñas exploraron el mundo que les rodea con el apoyo de sus educadores/as y familia.

Fue así como, combinando creatividad, imaginación y entusiasmo, niños y niñas, junto a sus educadoras, sin importar si viven en la costa, el campo o la ciudad, viajaron a la Antártica y a bosques y selvas para explorar la biodiversidad que compone y enriquece a nuestro planeta.

Entusiasmo e imaginación

Para un momento de enseñanza-aprendizaje no basta sólo con una educadora entusiasmada, pues también resulta trascendental la participación de niños y niñas. En este sentido, Nathaly Campusano Marín, educadora del Jardín Infantil Le Petit Enfant de La Serena subrayó que sus estudiantes tuvieron muy buena disposición y estaban muy curiosos por lo que iba a suceder, al ver cómo confeccionaban los disfraces de pingüinos que utilizaron.

“Les encantó imaginar que viajaban y que su sala se transformaba en la Antártida”, añadió Nathaly, explicando también que los pequeños “también aprendieron a diferenciarla, porque muchos creían que era el Polo Norte donde vive el Viejito Pascuero. También les encantó transformarse ellos mismos en los pingüinos, ver los elementos flotar, abrirse, deshacerse, tocar los hielos, etc. Todas las experiencias las vivieron a concho, inclusive, los más calladitos, quienes se animaron mucho y participaron enormemente”, explicó.

En tanto, Verónica Isla Pizarro, de la Escuela Cielo Claro de Paihuano destacó la ansiedad y ganas de sus estudiantes, quienes volvieron a la presencialidad luego de estar mucho tiempo en casa y deseaban vivir experiencias nuevas. “Mis niños vivieron esta experiencia con mucho entusiasmo, pues se pusieron chaqueta para ir a la Antártida aun cuando habían 30 grados de calor en nuestro pueblo, pero igualmente cerramos las cortinas, vieron el video con muchas ganas y nadie reclamó por el calor”, relató.

Igualmente, en la Escuela Patricio Lynch de Andacollo, la educadora Claudia Cerda Vega, sostuvo que PIPE fue una de las experiencias más significativas para los niños y niñas en estos últimos 2 años, considerando que son parte de la “generación pandemia”, explicó; añadiendo también que “una de sus necesidades era la experimentación y experiencias integrales que convoquen en un mismo sentido el cuerpo, la mente y el corazón, y en este sentido, PIPE reúne esta condiciones esenciales para aprender ciencia desde la epistemología de la niñez, donde se releva el rol del juego, la afectividad, el goce y la corporalidad”.

 La curiosidad es un superpoder

La ciencia y la comprensión del mundo se inician al hacerse muchas preguntas, y en este sentido, niños y niñas son curiosos por naturaleza. Al respecto, Nathaly sostuvo que es muy importante potenciarla, “porque un niño y una niña con curiosidad no va a parar nunca hasta conseguir respuestas y resultados de lo que busca, y para nosotros esto debe aprovecharse y debemos ser guías para ellos y ellas en esta exploración, y por ello, PIPE fue un gran aporte para nuestra labor”.

En este mismo sentido, Verónica comentó que la curiosidad natural de los/as pequeños/as es muy importante, y poder guiarlos sistematizadamente permite afianzar sus habilidades en esta área; “siempre es importante ampliar sus conocimientos y no limitarlos, pues la curiosidad es el primer paso para el aprendizaje de niños y niñas, y por ello, este tipo de proyecto nos permite mejorar nuestras prácticas pedagógicas”, subrayó también.

Por su parte, Claudia también relevó la importancia de potenciar la curiosidad de los/as más pequeños/as, siendo urgente en estos tiempos que vivimos: “como humanidad estamos pasando por una crisis climática y uno de los factores que puede ayudarnos a atravesarla es no apagar la curiosidad natural de las primeras infancias. Los niños, niñas y niñes lo hacen con un infinito potencial exploratorio y de búsqueda constante, pues la curiosidad es una de sus formas de estar en el mundo”, agregó.

Asimismo, la educadora de Andacollo comentó que como comunidad y equipos educativos deben unirse a su energía y curiosidad, “y dejarnos llevar por los senderos que ellos mismos nos proponen. Quizá podamos llegar juntos a nuevas formas de relacionarnos con el mundo y con la naturaleza de la que somos parte. El mensaje es no temer a ser curiosos y conectarnos con esa energía que vive aún en nosotros, los adultos”.

ETIQUETAS:

COMPARTE: