En la sede Coquimbo de la Universidad Católica del Norte, se ha desarrollado un prototipo de muro cortafuegos a base de conchas de machas, ostiones o locos; brindando, al mismo tiempo, una solución a la acumulación de desechos que genera la industria de la acuicultura.
¿Alguna vez se te he ocurrido pensar cuánta naturaleza está presente en la casa que te cobija? El ripio, la arena, la madera y otros elementos (mezclados con otros) son parte de una estructura que, gracias a la ciencia y la tecnología, nos permiten guarecernos de las inclemencias del tiempo y habitar el mundo. ¿Y si te contamos que en un futuro muy cercano las casas podrían construirse con una parte de los organismos que habitan en el océano?
Precisamente en ello han trabajado un grupo de docentes y estudiantes de la Escuela de Prevención de Riesgos y Medioambiente de la Universidad Católica del Norte (UCN), a fin de desarrollar eco-paneles sostenibles, a base de residuos acuícolas (conchas), para la industria de la construcción; buscando, en el marco de la economía circular, generar un subproducto valorizable en la industria de la acuicultura.
Construcción de soluciones
El financiamiento de la iniciativa, denominada investigación “Desarrollo de Eco-paneles con residuos de la acuicultura”, proviene del Gobierno Regional de Coquimbo, a través del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC-R), y cuenta con la colaboración de empresas generadoras de residuos y empresas de la construcción: Invertec Ostimar, Caleta de San Pedro, Cooperativa M31, Transforma MÁSMAR, el Programa Estratégico Regional Industria de la Miticultura de Chile de la Región de los Lagos, y la Cámara Chilena de la Construcción.
Según explica Begoña Peceño Capilla, Directora de la Escuela de Prevención de Riesgos y Medioambiente de la UCN, y quien lidera el proyecto, la idea nace debido a la gran cantidad de residuos que genera la acuicultura, “y la necesidad de obtener un subproducto por parte de las empresas del área, debido al problema que genera la gestión de aquellos residuos”.
Más conchas, menos yeso
Asimismo, la académica comenta que al equipo le tomó un año y medio la selección de los parámetros más beneficiosos y que entregan mejores propiedades mecánicas al prototipo del muro cortafuegos, “que es la aplicación que se ha desarrollado a base de conchas de machas, ostiones o locos; generando un prototipo a escala comercial, y que ahora se debe trabajar en la transferencia a la industria”.
Begoña detalla también que este residuo marino puede ser utilizado para muchas aplicaciones, “a fin de reducir el consumo de un recurso natural como el yeso. En España se han desarrollado aplicaciones similares, sin embargo, el residuo de concha a escala industrial sólo se usa como fertilizante de suelos agrícolas”, aclara.
Finalmente, la experta comenta que “las universidades son actores claves para mejorar la sustentabilidad medioambiental de los procesos de producción de las empresas, siendo indispensable que estén alineadas a fin de mejorar también la calidad medioambiental de los lugares que habitamos”.
