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Columna de opinión: La importancia de la capacitación de las educadoras y técnicos en educación parvularia

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  • 5 Julio, 2019

La iniciativa TCC se ejecutó con éxito en la Región de Coquimbo y acá le presentamos un testimonio sobre lo necesario que es el trabajar con la ciencia desde temprana edad.

Columna por: Katherine Yáñez Navea

Bióloga Marina de la Universidad Católica del Norte y Encargada del área del Programa de Indagación para Primeras Etapas (PIPE), del PAR Explora de CONICYT Coquimbo.

Desde hace algunos años, el Gobierno de Chile ha puesto de manifiesto que la educación parvularia es de gran importancia en al área de desarrollo escolar de niños y niñas, por lo que ha promovido que los padres envíen a sus hijos de temprana edad, a establecimientos educacionales especializados para comenzar su educación. Sin embargo, para que el proceso sea exitoso se requiere que las y los profesionales que trabajan con los niños y niñas de estas edades, cuenten con capacitación en diversas áreas del conocimiento, no sólo en pedagogía, para que puedan mediar actividades que permitan potenciar diversas competencias en sus estudiantes.

Las educadoras de párvulos y técnicos en educación parvularia, son profesionales dedicadas al 100% a su quehacer profesional, y tienen una vocación más allá del simple hecho de ser las llamadas “tías” de niños y niñas durante las jornadas escolares. Son profesionales dedicadas al aprendizaje diario de sus estudiantes y se esfuerzan cada día por aprender ellas mismas contenidos nuevos y formas de transmitirlos de la mejor forma posible, para que los párvulos desarrollen conocimientos, habilidades y actitudes en diferentes áreas. Sin embargo, una de las temáticas en las que menos herramientas poseen y en que ellas mismas han declarado, en más de una ocasión, que se sienten débiles, es en contenidos científicos. Las educadoras mencionan que, durante su formación profesional, no tratan temas de ciencias, ni les enseñan como transmitir este tipo de contenidos. Basta revisar los currículums de las carreras que forman educadoras para comprobar lo que mencionan. Por lo mismo, siempre están en busca de nuevas iniciativas o programas que les permitan trabajar en esta disciplina, para aplicarlos con sus estudiantes.

Para colaborar en este tema, el Programa Explora de CONICYT ha desarrollado una iniciativa en educación parvularia, llamada “Tus Competencias en Ciencias” (TCC). En ella, se ejecutan 30 actividades de aprendizaje  basadas en un modelo de competencias, que buscan potenciar conocimientos, habilidades y actitudes científicas en niños y niñas de entre 3 a 6 años de edad.

Una de las temáticas en las que menos herramientas poseen y en que ellas mismas han declarado, en más de una ocasión, que se sienten débiles, es en contenidos científicos.

La iniciativa TCC se ejecutó en la región de Coquimbo por la anteriormente llamada “Coordinación Regional del Programa Explora de CONICYT”, durante los años 2011 y 2012, retomando su labor en los años 2017 y 2018, con el PAR (Proyecto Asociativo Regional) Explora de CONICYT Coquimbo. Como encargada de esta iniciativa en la zona, he podido capacitar y presenciar como las educadoras desarrollan actividades de aprendizaje en Establecimientos Educacionales de todas las dependencias, y en las 15 comunas, de las 3 provincias de la región.

Las “facilitadoras”, como se les llama a las educadoras y técnicos en educación parvularia que participan de la iniciativa TCC, han llegado a ser profesionales muy dedicadas y motivadas en la realización de las actividades de aprendizaje. Previo a la ejecución de los talleres con los párvulos, reciben una capacitación que les permite adentrarse en el modelo de la iniciativa, apropiarse de las actividades y manejar los materiales que utilizarán. Sin embargo, como en todo tipo de actividad nueva, toma un tiempo en adaptarse a un nuevo modo de enseñanza, las educadoras son visitadas en terreno, donde se entregan comentarios en cuanto a la forma de ejecución de los talleres, ya que como es una iniciativa enfocada en las competencias científicas, la gran mayoría tiende a enfocarse en el contenido y no en la competencia que busca desarrollar cada actividad. Otro detalle, es que las educadoras tienden a fusionar momentos durante el taller, ya que ellas están acostumbradas a realizar sus actividades pedagógicas en 3 momentos (Inicio, Desarrollo y Cierre), mientras que la iniciativa está diseñada con 4 momentos pedagógicos en cada una de las actividades de aprendizaje (Inicio, Desarrollo, Socialización y Cierre).  Muchas veces se reduce el tiempo y la riqueza que se produce en la conversación con los párvulos, generada en la fase de socialización del modelo TCC.

Las facilitadoras y directivos de los establecimientos participantes agradecen la posibilidad de realizar este tipo de iniciativas, ya que, dependiendo de la realidad de cada Establecimiento, algunos están alejados de los grandes centros urbanos de la región, o simplemente no cuentan con los recursos para ejecutar actividades extras a las incluidas en el currículum educacional. Es así que realizan las actividades sagradamente cada semana, para que sus estudiantes puedan aprovechar al máximo este tipo de instancias. Si bien los talleres poseen materiales atractivos y sus actividades son de “fácil” ejecución, en algunos casos el hecho de que sea una iniciativa pre-diseñada, crea algunos “conflictos” en las facilitadoras, considerando que por naturaleza los niños y niñas en este rango de edad son curiosos y están en constante descubriendo del mundo que les rodea.  El que las actividades se centren en algunas temáticas predefinidas, tengan tiempos y momentos que cumplir, complica en cierto modo a las profesionales en su ejecución.

Sin duda la educación en ciencias durante la primera infancia se ajusta al desarrollo e intereses de los niños, ya que como mencioné anteriormente, los niños y niñas en las edades de 3 a 6 años de edad son más curiosos y quieren descubrir todo a su alrededor, basándose en sus experiencias previas y su entorno inmediato, por lo que para ello necesitan de estímulos constantes que les permitan resolver sus inquietudes, generando hipótesis, experimentando y finalmente que los hagan reflexionar. Estos pasos que los seres humanos realizan de manera innata desde edades tempranas, son las tradicionales etapas del método científico, y es por ello que se deben potenciar y no olvidar con el transcurso del tiempo.

Sin duda la educación en ciencias durante la primera infancia se ajusta al desarrollo e intereses de los niños, ya que como mencioné anteriormente, los niños y niñas en las edades de 3 a 6 años de edad son más curiosos y quieren descubrir todo a su alrededor, basándose en sus experiencias previas y su entorno inmediato

Quienes acompañan y colaboran en el desarrollo emocional y cognitivo de los párvulos, son las educadoras y técnicos en educación parvularia, por lo que es trascendental seguir generando nuevas instancias de capacitación y formación en diferentes áreas del conocimiento, que permita a estas profesionales comprender y empoderarse de nuevos temas y ser las principales creadoras de actividades para sus estudiantes. Si ellas cuentan con las herramientas necesarias, serán capaces de mejorar su propio proceso de aprendizaje y el de sus estudiantes.

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