Por: Gabriel Veragua Campillay
Docente Académico Carrera Kinesiología
Universidad Santo Tomás sede La Serena
Actualmente cuando escuchamos la palabra ergonomía, la relación inmediata dada por la gente es de un “producto cómodo”, pues no está lejos en sí de la meta de ello, pero sin duda alguna, que son muchos más factores los que se considerar y no que sea solamente cómodo o ajustable a la anatomía humana.
Actualmente la ergonomía se encuentra en pañales, pues si entendemos la importancia de su desarrollo, sin duda que sería un elemento indispensable de aplicación a considerar, sobre todo cuando lo llevamos a un trabajo, ya sea en puestos de grandes o pequeñas empresas y de cualquier tipo de cargo, no solamente los trabajos en alturas o en condiciones críticas de exigencia física y mental elevada, a los cuales llamamos trabajos pesados, pues de esto me quiero centrar un poco, de la ergonomía en los puestos de trabajo.
La ergonomía es, entonces, una “disciplina científica relacionada con la comprensión de las interacciones entre los seres humanos y los elementos de un sistema, y la profesión que aplica teoría, principios, datos y métodos de diseño para optimizar el bienestar humano y todo el desempeño del sistema”, International Ergonomics Association (IEA). Y para que se entienda mejor tiene que ver con la armonía de una serie de factores en las dimensiones del individuo o trabajador, el puesto de trabajo y el sistema mismo.
Ahora ¿Cuál vendría a ser el punto de interés de este artículo u opinión? Pues que, si bien existe un marco legal para la aplicación de este concepto en Chile y que se relaciona estrechamente con la Salud Ocupacional, la verdad es que aún tiene muchas fallas, sobre todo en los sectores de ciudad, si hablamos de faenas mineras o industrias importantes, la mayoría cuenta con departamentos que desarrollan esta área. Pero no lo veremos en todas las empresas, y aunque hay guías para PYMES dadas por el Ministerio de Salud, no hay fiscalización en esto, y por lo tanto no se aplica, sólo llega un evaluador de puesto de trabajo enviado desde la mutualidad que tiene convenio con la empresa cuando un trabajador posee sintomatología dolorosa o inflamación, para que finalmente no se califiquen como enfermedades profesionales y tengan que buscar, los mismos empleados, ayuda externa particular. Y aunque las circulares, de las cuales se guían las evaluaciones de trabajo, se van actualizando cada cierto tiempo para hacer análisis más objetivos, la realidad es que falta mucho aún para que verdaderamente se muestren datos reales de cómo nos enfermamos en los trabajos, pues actualmente, si tuviera que dar una cifra, no estamos ni en el 5% de calificaciones por enfermedades laborales de todas las personas que asisten a su mutualidad para examinarse y acusa las tareas del trabajo como principales factores de la causa.
¿Parece queja todo lo que digo? Ciertamente lo es, es una protesta, pero también es un mensaje para que el trabajador en general sepa en que etapa de desarrollo en nuestro país nos encontramos, y para que las personas con cargos altos de las empresas, ya sea dueños, gerentes, administradores, etc. entiendan que no sólo es que se generen resultados sin que el personal se enferme. Tiene que ver, y esto es lo importante, que puedan implementar la ergonomía por medio de profesionales para ver aún mayor producción, porque así es, mientras cuidamos del personal de manera integral y no hacerlo con miedo por simplemente ser sancionados cuando no se cumplan requisitos del marco legal. Seamos todos partes de la solución, y busquemos esta “comodidad” para trabajar en un contexto de calidad y que la empresa se beneficie aún más ante el bienestar del trabajador y al ambiente saludable.
