La inmunóloga Fabiola Osorio estudia las células dendríticas, responsables de organizar la defensa del sistema inmune cuando existe una amenaza. Su meta es poder manipularlas para mejorar la respuesta de nuestro organismo frente a las enfermedades.

 

La idea es de la famosa película de ciencia ficción The Matrix, de 1999. El protagonista, un hacker llamado Neo, sobrevive a bordo de una nave espacial derruida, en un futuro post-apocalíptico que controlan unas máquinas llamadas centinelas. Se trata unos calamares robóticos feroces, originalmente creados por los humanos para protegerse de amenazas externas, pero que han sido reprogramados para atacar a los hombres al detectarlos.

Esa trama distópica tiene un correlato con los millones de centinelas que viven en nuestro cuerpo, y que obsesionan a Fabiola Osorio, una de las inmunólogas más destacadas del país. La investigadora, que tiene 38 años, los estudia en su Laboratorio de Inmunología y Estrés Celular, ubicado en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile.

Estos centinelas —llamados células dendríticas—, son los encargados de avisar al sistema inmune cuando hay una amenaza en el organismo. Sus sensores son capaces de activar la producción de las proteínas necesarias para defendernos, pero hay casos en que el mensaje que transmiten no es del todo preciso, y la respuesta que se obtiene es insuficiente o incluso contraproducente. Como sucede frente a los tumores del cáncer, que logran camuflarse por ser parte de nuestro cuerpo. Incluso, explica Osorio, existen tumores tan inteligentes que son capaces de reprogramar las células que llegaron para atacarlos, y usarlas a su favor.

La investigadora Fabiola Osorio, al centro, en su Laboratorio de Inmunología y Estrés Celular. Foto principal: células dentríticas en una muestra de piel.

Otras enfermedades, como el lupus, la diabetes tipo 1 o la artritis reumatoide, nacen del propio desajuste del sistema inmune, que percibe una amenaza constante y desata una respuesta dañina contra el organismo. Por eso, la investigadora de la Universidad de Chile —que se especializó en la University College de Londres— lleva una década intentando manipular la comunicación entre nuestros centinelas y el organismo que responde.

En particular, intenta modular las decisiones que comunican las células dentríticas, una parte del cuerpo a la que llama “el director de orquesta de nuestro organismo”.

 

El objetivo de la inmunóloga es aprender a controlar ciertos mecanismos del sistema inmune, para aumentar las defensas que puede convocar frente a una enfermededad o cancelarlas, si es necesario.

 

—Han sido mis compañeras de vida, en pregrado, doctorado y posdoctorado —dice—. Me fascinan porque son las primeras que toman la decisión de activar o inhibir la respuesta inmunológica. Son el chief commander, el jefe supremo. Me fascina esa capacidad que tienen de decidir qué hacer. Entenderlo a un nivel molecular es mi sueño científico.

En The Matrix, los centinelas tienen unas luces rojas en su cuerpo metálico, que usan como sensores para detectar enemigos. Nuestros centinelas también tienen y Osorio ha enfocado sus estudios en uno en particular, el IRE1, que funciona como una especie de frontera celular entre la vida y la muerte. Cuando detecta una amenaza, activa la alarma para que el sistema inmune ponga en movimiento sus armas, pero cuando el enemigo es demasiado poderoso, puede tomar otra medida: activar la autodestrucción celular.

El principal objetivo de la inmunóloga —y donde ha hecho avances de primera línea a nivel mundial— es aprender a controlar ese mecanismo, para aumentar las defensas que puede convocar frente a una enfermededad, o cancelarlas por completo, si es necesario.

 

“Estamos modificando las células dendríticas a nivel molecular para mejorar su comunicación. El cáncer es capaz de utilizar las defensas del cuerpo a su favor, por eso se necesita que las células que responden al aviso sean más resilientes y no sucumban”, dice Fabiola Osorio.

 

—Estamos modificando las células dendríticas a nivel molecular, para ver si podemos mejorar su comunicación —dice la investigadora—. Dependiendo de cada patología, el sistema inmune se podría aumentar o suprimir. El cáncer es capaz de utilizar las defensas del cuerpo a su favor, por eso se necesita que las células que responden al aviso sean más resilientes y no sucumban. En el caso de las alergias, en cambio, el cuerpo es el que tiene una respuesta sobredimensionada frente a un agente, que se podría disminuir.

Sus investigaciones, que se han desarrollado en modelos de ratones y cultivos celulares, ya le valieron el apoyo —con 650 mil dólares de libre disposición—, del Howard Hughes Medical Institute, uno de los centros médicos más importantes del planeta. El siguiente paso, que ya están definiendo, es estudiar esos mecanismos en células humanas, cultivadas en laboratorio. Si lograran entenderlo y manipularlo, cree Osorio, entonces podrían ayudar a nuestros centinelas a organizar mejor la defensa del cuerpo. Y a ganar sus batallas.

 

Texto: Estela López