El matemático Pedro Donoso creó LUMinCity, un software que permite anticipar, a mediano plazo, el desarrollo de las ciudades. Utilizado ya en Estados Unidos y Sudáfrica, el próximo año desarrollará una versión actualizada para Santiago.

 

El mercado inmobiliario es el primer ladrillo de una ciudad. A partir de él se construye lo demás, como el sistema de transporte, la distribución de los habitantes, y las áreas de servicios y consumo. Eso dice Pedro Donoso, matemático de 57 años y creador de LUMinCity, una herramienta de predicción del uso de suelo que permite conocer cómo será el futuro de una ciudad.

—Este tipo de herramientas ofrece dos grandes usos —dice el investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería de la Universidad de Chile—. El primero es ver cómo se va a distribuir la ciudad en el futuro. El segundo, evaluar proyectos, algo que hay que hacer muy bien porque la decisión de construir mal un edificio tiene un costo muy alto.

El matemático Pedro Donoso, creador de LUMinCity.

La idea surgió hace más de una década, cuando desarrolló junto al ingeniero civil Francisco Martínez, actual decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, un modelo matemático que funcionó como base del software. El año pasado, previendo el rol que podía cumplir en la discusión sobre cómo hacer ciudades más amigables para todos, decidió actualizarlo. LUMinCity procesa miles de datos de cada ciudad y, con ellos, es capaz de analizar en detalle cada zona y predecir, por ejemplo, cómo evolucionarán los precios inmobiliarios, cuáles serán los lugares más atractivos para vivir, dónde estarán las áreas de consumo y los servicios, y cómo se comportará el sistema de transporte.

A través de Citilabs, una empresa de distribución mundial de softwares relacionados con la ciudad, LUMinCity ha llegado hasta las agencias estatales de planificación urbana de Boston, Minneapolis y varios condados de Florida, en Estados Unidos. También ha sido utilizando en África: el gobierno de la Ciudad del Cabo lo adquirió para desarrollar un nuevo modelo inmobiliario y de transporte, con el que buscan evaluar la creación de un ferrocarril interurbano, así como definir nuevas políticas de relocalización de viviendas.

“Soy un convencido de que las personas que habitan en el espacio son quienes pueden generar las mejores soluciones. Una herramienta como ésta les da elementos para opinar sobre cómo podría cambiar el barrio, por ejemplo, si se coloca una línea de metro cerca o se construye un nuevo edificio. Eso siempre va tener un impacto sobre la calidad de vida. Nuestro interés es contribuir a que el ciudadano común no solo mire la ciudad que tiene, sino la que quiere en el futuro”.

 

“Soy un convencido de que las personas que habitan en el espacio son quienes pueden generar las mejores soluciones. Nuestro interés es contribuir a que el ciudadano común no solo mire la ciudad que tiene, sino la que quiere en el futuro”, dice Pedro Donoso.

 

Durante el próximo año, Donoso trabajará en un modelo actualizado especialmente para la ciudad de Santiago. Para saber en qué tipo de ciudad viviremos en el futuro, tiene que ser capaz de analizar matemáticamente cada una de sus 50 mil manzanas. Predicciones que, a esa escala, cuenta el matemático, nunca han sido aplicadas en nuestra urbe.

 —¿Cómo será Santiago en los próximos años?

 —Desde el punto de vista inmobiliario, existe el interés de construir barrios. Hace 50 años se hablaba del desarrollo de países, ahora se habla de ciudades y los barrios están tomando cada vez más relevancia, hay un interés creciente por diferenciarlos. En Santiago ya no existirá la diferenciación gruesa, por ejemplo, entre sector oriente y sur, sino que va a haber una competencia entre barrios. Eso se va a ir acentuando.

 —¿LUMinCity podría ayudar a crear una ciudad más igualitaria?


 —Para rediseñar una ciudad, primero hay que planificar qué tipo de ciudad es posible construir. Esos procesos de simulación son necesarios. Una planificación inteligente va a gastar mucho esfuerzo en explorar un conjunto de opciones, antes de construir el primer ladrillo. En ese sentido, estas herramientas de diseño urbano son muy útiles, porque nos permiten reducir la longitud de los viajes, incentivar la actividad económica de cierto sector, entre otras cuestiones. Para eso, hay que saber quién va a vivir en esos lugares, cómo va a ser la movilidad y simular el impacto. Con la tecnología actual, eso se puede hacer.

—¿Es posible hacer este proceso con participación ciudadana?

 —Claro, este tipo de herramienta ayuda a visualizar el futuro, lo que van a ser los barrios en los próximos dos, cinco o diez años. Ofrece elementos de interacción con autoridades, elementos de proposición de mejores soluciones. Soy un convencido de que las personas que habitan en el espacio son quienes pueden generar las mejores soluciones. Una herramienta como ésta les da elementos para opinar sobre cómo podría cambiar el barrio, por ejemplo, si se coloca una línea de metro cerca o se construye un nuevo edificio. Eso siempre va tener un impacto sobre la calidad de vida. Nuestro interés es contribuir a que el ciudadano común no solo mire la ciudad que tiene, sino la que quiere en el futuro.