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Compromiso docente: “Con la ciencia no va a haber divorcio ni separación”

  • 23 Mayo, 2019
Humberto Aramayo, profesor Colegio Integrado Eduardo Frei Montalva

 

Debió haber jubilado hace dos años, pero continúa con sus clases y el Taller de Robótica, que este año sobrepasó las expectativas en inscripciones. A las 15 horas da inicio a estas actividades extracurriculares, y asegura que a las 17 horas cuando finaliza, tiene que sacarlos, porque no se quieren ir. Ese interés demostrado por los jóvenes los hace feliz.

El profesor Humberto Aramayo, en alguna oportunidad, al preguntarle por su estado civil dijo “Yo me casé con la ciencia”, porque es su vida de mañana a tarde y de lunes a domingo. Hoy asegura que es un hombre fiel y es un amor eterno; que se siente realizado, vive tranquilo, se levanta pensando en lo que tiene que hacer y no tiene tiempo para detenerse en los problemas.

Sin quejas de por medio, el profesor Aramayo, afirma que la vida lo ha tratado bien, con todos los inconvenientes que puede tener como profesor, dando más tiempo del que corresponde, pero está tranquilo y no puede pedir más.

Durante su asistencia al inicio del año del PAR Explora, nos comentó qué lo motiva a continuar haciendo clases y talleres, aun cuando ya podría haber jubilado.

¿Qué le pareció la oferta del PAR Explora y el recuento que se realizó?

-Encontré muy interesante la nueva modalidad presentada y, por supuesto, los cuatro años que como proyecto ganó la Universidad de Tarapacá. Se ven buenas posibilidades para nuestros futuros científicos y profesionales. Lo más importante es que va hacia motivar en ciencia a nuestros muchachos ahora que hay tanta problemática a nivel medioambiental, temas de agua y otros que afectan la calidad de vida de las personas. Es una realidad y tenemos a apoyar a nuestros jóvenes para ello, pues son nuestros bastiones del futuro.

¿Usted, continúa casado con la ciencia?

-Es un amor eterno hasta la muerte, no va a haber divorcio ni separación. Como siempre en el área tecnológica, más dedicado a la parte de informática, tengo mi “Taller de Robótica”, así que siempre pendiente de todo el quehacer científico.

¿En qué etapa se encuentra?

-Ahora con más trabajo porque este año la convocatoria en nuestro establecimiento fue muy alta. Es tanta la cantidad de alumnos, especialmente a nivel de básica, que prácticamente tengo más de un curso interesado en el taller. Hay 28 niños inscritos y dos niñas, el 95% de educación básica.

¿Tiene paciencia para atender a los más pequeños?

-Como profesor de educación media no se tiene experiencia para trabajar con niños menores. Desde que llegué al Colegio Integrado Eduardo Frei Montalva a trabajar en el Taller de Robótica, tuve que aprender y me di cuenta que me encanta trabajar con los más pequeños porque uno ve la esencia de la curiosidad y la motivación. Lamentablemente, a medida que van creciendo se va perdiendo, y el asombro en nosotros mismos, los adultos, ya no está. Estoy encantado con ellos, mi preocupación es no dar abasto a tantos niños y eso es lo que me motiva.

Tengo la suerte de contar con estudiantes en práctica en informática que me están ayudando, a veces me cooperan los alumnos de media que estuvieron el año pasado en el taller, van a visitarme y hacen el papel de tutores.

¿Cuál ha sido la máxima gratificación que ha tenido en sus años de docencia?

-Más de 40 años de docencia, yo debía haber jubilado hace dos años. Para mí lo máximo es cuando en algún lugar encuentro un científico, ingeniero o profesional del área de ciencias que fue parte de la Academia Científica, me siento reencantado porque se acuerdan y veo que hay astrónomos, tecnólogos, médicos, entonces cómo no voy a  estar satisfecho. Eso me hace feliz, por supuesto.

¿Los estudiantes son un poco sus hijos?

Creo que sí. Mi hijo ya se recibió y está trabajando lejos y entonces mi compañía y mi tiempo está con los muchachos del taller, uno los siente más cercanos.

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