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A 100 kilómetros de Arica los niños dan respuesta a su curiosidad

  • 17 Diciembre, 2018

Cada mañana, los cinco niños de la caleta de Camarones, hijos de pescadores, esperan la micro municipal para dirigirse al Jardín Alternativo Modalidad Étnico Semillitas de Cuya, donde también llegan los dos integrantes que se ubican muy cerca, cuyos jefes de hogar trabajan en el servicio público. Estos siete pequeños de tres a cinco años de edad son los que junto a las educadoras, Ana Tito, encargada del establecimiento y Patricia Salinas, cada día viven y comparten diversas actividades educativas en este jardín ubicado a 100 kilómetros de Arica y a escasos metros de la carretera.
Tienen clases con el profesor de lengua aymara, Fabián Pérez, los días lunes y martes, donde también se suma la familia, a la que le ofrecen talleres, pues quieren aprender y recuperar la cultura de sus raíces familiares. También son visitados por una kinesióloga y una nutricionista que comparte cápsulas sobre la alimentación saludable.
Entre sus actividades cotidianas se suman los paseos por el entorno, especialmente al río y al sector de las momias Chinchorro, un lugar donde se recreó la cultura que en la zona es importante por los vestigios encontrados y la antigüedad de ellos. Es la razón por la que Ana Tito, que lleva nueve años en Cuya como educadora, desarrolló junto a las familias de la comunidad un pequeño museo Chinchorro al interior del establecimiento, siendo el único jardín infantil con esta sala.
METODOLOGÍA CIENTÍFICA
El jardín trabaja con la metodología de Tus Competencias en Ciencias (TCC), del Proyecto Asociativo Regional (PAR) Explora de CONICYT, ejecutado por la Universidad de Tarapacá. La metodología orientada al acercamiento a las aptitudes científicas en edades tempranas, está compuesta por 11 competencias, entre ellas, actuar con curiosidad, buscar oportunidades de indagación y descubrir alternativas de solución.
“Los niños se sienten felices porque van descubriendo el por qué con sus propias manos, a la vista, con el tacto y esta experiencia de TCC ha sido muy interesante y convocadora de participación”, manifestó la educadora.
La última actividad del año fue relacionada con la pregunta: ¿Por qué los barcos flotan? “Porque son de madera, tienen velas, porque no tienen peso”. Entre otras respuestas, dijeron que flotaban por la “uma”, que es agua en aymara. Una clara señal de lo que se realiza en este jardín, donde además cultivan un pequeño huerto y alimentan los caracoles de tierra que son la atracción del patio interior. Afuera el sol ilumina la gran extensión de colinas desérticas y el ruido de los vehículos que van y vienen por la carretera son parte del entorno de este jardín infantil donde la ciencia despierta las  preguntas y respuestas, cerca de los caracoles y las réplicas de pequeñas momias del museo.
 

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