Los pájaros carpinteros (Picidae) pueden martillar hasta 17 veces por segundo la corteza de un árbol, a una alta velocidad y con una desaceleración de mil veces la fuerza de gravedad. Sin embargo, su cabeza no se lesiona con estas percusiones gracias a la anatomía de su cráneo.
El secreto, descubierto por investigadores chinos difundido por la revista Plos One, está en que la parte superior e inferior de su pico tienen longitudes distintas, y su cráneo está formado por huesos esponjosos, que le brindan protección a su cerebro. Además, a diferencia de los seres humanos, casi no tienen espacio intracraneal, lo que impide las sacudidas de la materia gris.
Fuente: BBC